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¿Nestlé-DPA olvidó su responsabilidad social con Valledupar y la región?

La primera compañía multinacional procesadora de alimentos en el mundo, con fábrica en nuestro departamento, está ausente de los asuntos de interés regional y local.

No pasa de la presencia física en la carrera novena, donde se estableció hace más de 60 años en un amplio lote que le fue donado. Contribuyó mucho al desarrollo de Valledupar y su entorno, y se convirtió en elemento de integración de la gente, productores ganaderos, cuando era la principal actividad de la región, al transformar la rica leche de los valles del Cesar, Ariguaní y Ranchería.

Fue tal su predominio y lobby ante el alto Gobierno (en tiempos de monopolios industriales en los que no se podía importar o exportar cualquier otro bien sin una dilatada ‘licencia previa’) que cuando vallenatos y venezolanos montaron Ilcex, una industria productora de quesos de alta calidad de exportación, se movió como mano fantasmal del monopolio para trabar el primer gran esfuerzo empresarial de nuestra gente y precipitarlo al fracaso. Con todo, los vallenatos la siguieron queriendo.

También alrededor de ‘Cicolac’ se creó el primer sindicato laboral, que recibió simpatía popular, y sus luchas quedaron marcadas en la comarca. Este les enseñó a los vallenatos que había una empresa grande, que se podían tener unas reivindicaciones justas, que existía el Código Laboral y específicamente el derecho colectivo del trabajo.

Un día ese sindicato terminó desplumado. No se precisó si se desprestigió el sindicalismo cuando fue tildado de quiebra empresa, o por habilidad de sus asesores jurídicos y su influencia política.

Salieron todos y la empresa contrató nuevos empleados sin el costo de las convenciones colectivas. De ahí quedó una industria más liviana, quizá más eficiente, pero poco a poco se fue alejando de la gente de Valledupar, de los pobres, de la clase dirigente y la nueva clase media más urbana, educada y ahora trabajadora en nuevas actividades como los servicios de todo tipo.

Cuando el municipio amenazó con retirar la fábrica del área urbana, con ocasión de la discusión del POT, tramitó una jugosa licencia de urbanismo (para construir residencias en el futuro) e hizo unas cesiones a la ciudad, exigidas por las normas, como el lugar de ‘Casa en el Aire’, los bellos cauchos, y la vía entre la cuarta y la novena.

La empresa controla la mitad del cerro Hurtado y unas 10 hectáreas de protección ambiental en la orilla del río, exactamente al lado de la planta de tratamiento de agua. No le hacen cerramiento, es un basurero. Si la empresa tuviera voluntad debería ser un real jardín botánico de la ciudad.

Antes contribuía al festival vallenato: en sus instalaciones se hacía la entrega de los premios a los reyes; promovía visita de niños y colegios, la ciudadanía usaba sus canchas, hacía gran servicio y asistencia técnica al campo, se vinculaba a la Feria Ganadera y sus visitantes iban a almuerzos en la fábrica.

¿Conocen a su gerente? ¿Dónde está su responsabilidad social? ¿Y las campañas por el río del que se sirve? No la vimos en los Bolivarianos, ni en ningún evento cívico o cultural de ciudad. Brilla por su ausencia y es hora de que vuelva a aparecer… y bastante.

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