Cortísimo Metraje
Por: Jarol Ferreira Acosta
“Estas palabras se escriben sin afecto. Deberían ser más fuertes pero también más tristes. Estas palabras están llenas de erratas, se rompen por el lado más largo de la página.”
Felipe Granados
1. La reunión de los negociadores de ambos lados de la mesa empezó fracasando, como los anteriores intentos de diálogo entre ellos. A medida que esta transcurría, las cifras nacionales de enfrentamientos armados y crímenes de guerra seguían creciendo al tiempo que a miles de kilómetros, en el hotel Hurdal, espacio facilitado por el gobierno noruego, como uno de los garantes del proceso, abrigados por la inmunidad diplomática concedida para el desarrollo de la agenda, representantes de las fuerzas en conflicto aprovechaban el cubrimiento de los medios internacionales para satisfacer sus vanidades.
2. Nací en una fecha en la que los jóvenes habían perdido la creencia en la política por lo mismo que sus mayores la habían tenido: inercia. Ahora vivimos un momento en el que la mayoría ha perdido la esperanza del cese de conflicto armado en Colombia por la misma razón que en algún momento pudo haberla tenido, porque las condiciones dadas para esta resolución siguen siendo más o menos las mismas. Diciendo que quieren la paz, pero no una que signifique “el silencio de los fusiles, sino cambios estructurales”, que este “no puede convertirse en un proceso contrarreloj”, porque “la paz exprés solo conduce a los precipicios”, y que el que “debe someterse a un marco jurídico para responder por sus delitos atroces es el Estado”, Iván Márquez sentó su precedente. Y aunque se sabía que este iba a ser parte de lo que debía manejarse dentro del proceso, hubo necesidad de pedir moderación ante los comentarios ofensivos cuando el discurso se desvió hacia nombres propios, para evitar innecesarias discusiones que no eran parte de lo propuesto para esta fecha. De la Calle insistió en el trato “digno y respetuoso” que se deben los negociadores. Después, debido a que la jornada transcurría en interlocuciones que no llevaban a ninguna parte, advirtió que “si las conversaciones no avanzan, el Gobierno no se sentirá rehén de este proceso”, que “la agenda fue producto de un acuerdo, y es responsabilidad de las FARC ceñirse a ella”, y que “la opinión apoya este proceso, pero no está dispuesta a las dilaciones”.
3. Mientras el resto de nuestros problemas generan su propio marco de atención, y la fuerza del invierno precedente a la gran sequía anunciada desde hace meses por el IDEAM nuevamente amenaza con tender la cuerda floja para los campesinos de la patria, en las mesas de diálogo nuevamente se plantea avanzar en el intento de armar, en este caso a través del cese de la lucha política armada del grupo insurgente más viejo de la nación, las piezas que han hecho de este país un rompecabezas que cada vez parece más desbaratado. Mesas de negociación: arena entre los dedos. Expectativas y escepticismo. Lenguajes distintos. Mesas de negociación: víctimas y victimarios. Conflicto. Resentimiento. Añoranzas. El poder se saborea. Fiesta de Halloween en donde Izquierda, Derecha y curiosos, se reúnen para desarrollar sus retóricas circulares. Quieren pero no pueden o pueden pero no quieren. Mesas de negociación: ermitaños ante los flashes. Negociantes belicosos. Mesas de negociación: el País no verá cambios. No agresión inalcanzable. Mesas de negociación: guerrillero con bufanda, gafas oscuras, bigotillo tipo Jorge Negrete y sonrisa satírica, responde a corresponsal de noticiero entonando un bolero: quizás, quizás, quizás.