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Necesitamos aire del bosque sano

“Es mejor no quejarnos tanto del calor y más bien sembrar árboles o recuperar el campo”. FOTO: CORTESÍA.

Antes de este escrito quiero manifestar mi opinión como aporte a la solución en parte a la falta de agua para suministrar a Valledupar, es necesario un gran reservorio, en la medida en que Besotes se hace imposible por las limitaciones de construcción de obras en esa zona.

En todas partes del planeta tierra, se ha dicho y se dice que “el aire del bosque es la quintaesencia de la salud”. Ya tenemos claro que, si alguien quiere respirar bien o practicar deporte en un lugar con una atmósfera especialmente limpia, se va al bosque. Y tiene toda la razón para hacerlo pues bajo los árboles el aire es sin duda más puro porque estos actúan como verdaderos filtros.

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Las hojas están constantemente en la corriente de aire y atrapan las grandes partículas en suspensión en tal cantidad que por cada kilómetro cuadrado puede llegar a suponer las 7.000 toneladas al año. 

El motivo está en la enorme superficie que representa la capacidad del árbol. En comparación con el terreno que ocupa, es cientos de veces más grande, lo que explica la gran diferencia entre lo que filtra la tierra y los árboles. La carga filtrada del aire no solo está formada por sustancias nocivas con el hollín, el polvillo, entre otros, sin dejar de hacer alusión en concreto a las partículas de polvo del suelo y polen, aunque la parte de esa carga que es producida por la acción del hombre es la nociva. Ácidos, hidrocarburos y compuestos nitrogenados se concentran bajo los árboles, de la misma manera que la grasa en el desagüe de nuestra cocina.

LAS FUNCIONES DE LOS ÁRBOLES

Aunque dicho lo anterior, su majestad los árboles no sólo limitan o filtran el aire, sino que además le aportan algo. Se trata de las sustancias olorosas, y otras, no obstante, dependiendo de las especies que los compongan, los bosques se diferencian de bosque de forma bien reconocidos entre ellos, árboles y arbustos de tronco recto, ramajes horizontales de forma cónica.

Es importante insertar aquí una reflexión y es que los bosques son inestables y, en ningún caso, un lugar puro adecuado para que viva el hombre. Y como nuestros antepasados de la Edad de Piedra siempre iban a la búsqueda de un lugar óptimo para instalarse, tendría sentido que pudiéramos captar de forma intuitiva el estado de nuestro entorno.

‘Palo’ de mango de la plaza Alfonso López, de Valledupar.

Otro hecho para resaltar en el lenguaje de los árboles nos afecta de alguna manera, es un tema que en otro tiempo fue tratado incluso en la prensa especializada. Vale la pena hacer alusión en este escrito, que en algún momento investigadores Coreanos estudiaron a mujeres de la edad avanzada que caminaron por el bosque y por la ciudad.

El resultado fue que las mujeres que pasearon por el bosque presentaron una mejoría de la presión arterial, la capacidad pulmonar y la elasticidad de las arterias, mientras que las que lo hicieron por la ciudad no presentaron ningún cambio. En su opinión es que el cóctel de mensajes de los árboles que flota en el aire es uno de los motivos por el que nos sentimos a gusto en el bosque al menos en los bosques intactos. 

EL CONTACTO NATURAL

Cuando los paseantes visitan reservas forestales, siempre me manifiestan que sienten el corazón más ligero y que allí se encuentran como en casas, probablemente es que los bosques flotan más sustancias de bienestar, las cuales a través de la nariz también llegan hasta nuestro cerebro, es como si dijéramos que instintivamente somos capaces de percibir la salud de los bosques.

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Contrariamente a la creencia popular, el aire del bosque no tiene por qué estar siempre cargado de oxígeno. Este gas vital proviene de la fotosíntesis y se libera por la descomposición del CO2. Cada día los árboles liberan al aire alrededor de 10.000 kilogramos por kilómetro cuadrado.

Con un gasto diario de un kilogramo por persona, como quien dice, esta es una cantidad suficiente para ese mismo número de personas. Así las cosas, un paseo por el bosque equivale a una  ducha de oxígeno, pero solo durante el día ya que los árboles producen muchos hidratos de carbono, no solo para almacenarlos sino también para calmar su apetito al igual que en nuestro caso, para su utilización a nivel celular se gasta azúcar para la energía y CO2.

Por el día esto no tiene demasiada importancia para el aire, ya que sigue existiendo un exceso de oxígeno, pero por la noche pasa al contrario, no realiza la fotosíntesis, de manera que no se descompone el CO2. Así en la oscuridad solo se gasta, es decir, se quema azúcar en los centros energéticos de la célula y se libera CO2.

No nos debemos preocupar ya que eso no significa que durante un paseo nocturno te vayas a asfixiar, ya que la corriente continua de aire asegura que todos sus gases se mezclen bien, de manera que la disminución de la concentración de oxígeno en las capas cercanas al suelo no se hace después de las especificaciones expuestas no podemos continuar sin hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo respiran los árboles? Digamos que una parte de los pulmones es visible; se trata de sus hojas, estas en el envés poseen diminutas hendiduras que tienen el aspecto de pequeñas bocas.

A través de ellas se libera el oxígeno, se capta el CO2 y por la noche el proceso se invierte o es al revés. A través del tronco, desde las hojas hasta las raíces hay un largo camino por lo que estas últimas también tienen la capacidad de respirar. De no ser así, los árboles de follaje morirían en la época invernal porque en esa época el pulmón aéreo es prácticamente inexistente. Pero ¿cómo a pesar de todo el árbol sigue viviendo?, aunque sea a ritmo lento e incluso continúa creciendo a la altura de las raíces, es necesario obtener energía con la ayuda de las sustancias de reserva, para lo que es fundamental el oxígeno. Por este motivo resulta dramático para el árbol que la tierra que lo rodea esté demasiado compactada, porque en esa situación se bloquean los pequeños canales de aire y las raíces se asfixian, al menos parcialmente de manera que el árbol enferma. 

EL ‘PALO’ DE MANGO DE LA PLAZA

Con esta explicación entendemos un poco la situación que estaba viviendo el palo de mango de la plaza Alfonzo López, de Valledupar, que su entorno estaba demasiado compactado, fue así como al liberarlo resucitó de su proceso de muerte y ahora se le nota muy vivo o robustecido.

Otra pregunta que nos debemos hacer: ¿por qué nos resulta a nosotros mucho más difícil entender a las plantas que a los animales?, se dice que la historia de la evolución es la que nos separó muy temprano de los vegetales. Cada uno interpreta lo que se percibe con los sentidos de diferente manera, de forma que debamos echar mano de nuestra imaginación para, como mucho, intuir ligeramente lo que ocurre en el interior de los árboles.

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En conclusión, de todo lo que decimos o expresamos de los beneficios de los árboles o vegetación como consecuencia de la época en la que estamos de cambios radicales en nuestro entorno, crece la necesidad de encontrar y recuperar espacios naturales especialmente intactos.

Nosotros, habitantes actuales del planeta, tenemos que cambiar nuestro actuar frente a los recursos naturales especialmente de la vegetación ya que esta ha sufrido a través de la historia, los bosques desaparecieron hace siglos bajo las hachas, las motosierras seguidas de los arados de nuestros antepasados que entonces estaban sometidos a las hambrunas en algunos países hay campos cubiertos de árboles aunque sea por plantaciones o nativos, en síntesis, hay que recuperar al Planeta en todo los países para vivir un mundo mejor o sabroso como decía alguien; consideramos es la única manera de continuar la vida en la tierra. Es mejor no quejarnos tanto del calor y más bien sembrar árboles o recuperar el campo.

POR HERNÁN MAESTRE MARTÍNEZ/ESPECIAL PARA EL PILÓN.

Categories: Medio Ambiente
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