“Con la navidad la alegría del mundo florece y en tu corazón la tristeza desaparece”.
El aparte transcrito corresponde a la canción titulada ‘Brisas de diciembre’ de Rufo Garrido, una de las canciones más emblemáticas de esta fiesta sabrosa de reencuentro y fantasía, interesante para comenzar esta nota especial para estos días durante los cuales se da esa confluencia extraña de nostalgia y alegría.
La brisa no es como antes, pero huele igual. La gente compra en forma desenfrenada y los comerciantes andan como puerco en tiempo de aguacates, felices. El silencio de algunas noches es súbitamente interrumpido por el sonido de torpedos pero echamos de menos el triqui traqui cuyo olorcito de pólvora blanca y su color azul nos anunciaba a todos que estábamos inmersos en los caminos de la natividad, no olvido que muchas veces me quemé la punta de las uñas cuando los rasgábamos en las paredes de las casas, estos se encendían y allí se nos quedaba pegado.
La llegada de la Navidad era largamente esperada por nosotros pues los días y los meses parecían más largos mientras nos ilusionábamos pensando ¿Qué nos traerá el niño Dios esta vez?, y mientras nosotros hacíamos planes para ese momento crucial y lo considerábamos lo más importante para nuestras vidas, nuestros viejos trabajaban duro para complacernos y hacer realidad para todos la magia de la Navidad; no sé qué era más emocionante si la eventual llegada del niño Dios con el juguete, o pensar que nos llevarían a Riohacha o Maicao para comprar ropita nueva, pues para quienes vivíamos en el sector rural eran aquellos unos viajes soñados y añorados.
Durante las fiestas decembrinas volvíamos a ver a la gente que estuvo ausente durante el resto del año, y la llegada de los estudiantes que venían de cursar sus estudios en las “Escuelas Normales” donde estudiaban las niñas y los “Institutos Agrícolas”, era bulliciosa y era costumbre que por la noche salían a caminar por el pueblo y a saludar a los viejos casa por casa, la gente era cálida, atenta y desprevenida, todos nos alegrábamos y el ambiente de fiesta era colectivo.
Añoramos aquellos tiempos y extrañamos a la gente que tanto queríamos y hoy duermen el sueño eterno con la esperanza de la resurrección, aquellos viejos que como dice Omar Geles en la canción ‘Vientos de navidad’ quisiéramos abrazarlos de nuevo.
@Nene_AcostaM