No hay dudas de que las fiestas navideñas y sus días previos, llamados el adviento, hinchan de alegría los corazones de grandes y pequeños. Los regalos navideños entre familiares, los del niño Dios a los hijos, las comidas y licores así como el derroche de luces, son de origen pagano.
En la Biblia no existe mención de esta actividad, pero su origen se remonta a la vieja Babilonia; uno de los símbolos primarios de la navidad es el arbolito de pino, el cual, por primera vez, Semíramis lo sembró para perpetuar la existencia del espíritu de su hijo y esposo Nimrod, nieto de Cam, un diabólico personaje mítico; a este árbol, Semíramis le hacía colgar regalos. Para nosotros, los regalos se remontan a la celebración de la Saturnalia en Roma entre el 17 y el 25 de diciembre; Saturno era el dios del grano y de la agricultura, todo derivado del paganismo según Tertuliano; también se cree que esta costumbre se originó en los regalos de los llamados reyes magos. Parece que dar regalos produce alegría. Lo de la iluminación siempre giró alrededor del Sol, inicialmente con velas, tradición que se ha mantenido. La fecha del 25 de diciembre (pascua) fue traída por las legiones romanas, quizás de la India, ya que aquí se festejaba, ese día, el nacimiento de Mitra, un par de Jesús que muchos años antes pregonaba la vida eterna, la redención y la salvación de las almas; los romanos festejaban el 25/12 como el del “Sol Invicto”, muchas culturas antiguas festejaban el día del sol que comenzaba el 25 de diciembre con la natividad (nacimiento) y culminaba con la epifanía (aparición) cuando el sol volvía a brillar en todo su esplendor y los días comenzaban a tornarse más largos que las noches, pero precedidos del adviento; eran festividades solsticiales por el solsticio de invierno; que el 06/01 fuera el día para festejar la epifanía fue propuesta por una secta semi gnóstica llamada “los basilidianos”, concepto que viene desde el dios Osiris en el viejo Egipto y de Dionisos, griego; Osiris, como Jesús, también murió crucificado, unos 4.000 años a. C.
El día de las brujitas hace parte de esta parafernalia de la preparación y es originaria de la isla de Andros (Grecia). Las cenas navideñas tienen origen escandinavo, asimiladas por el cristianismo; la superación de la oscuridad del solsticio de invierno, venciendo a las tinieblas, merecía una celebración y que mejor hacerlo con viandas y vinos. El sacrificio de cerdos, pavos y otros animales es un concepto pagano de mucha práctica en el Levítico pero que igual era común en otras culturas diferentes a la hebrea. El sincretismo de estas festividades es enorme; Malaquías llamó al mesías “el Sol de la justicia” y Lucas calca su versión del nacimiento de Jesús del mitraismo. Muchas son las analogías entre las diferentes versiones religiosas: por ejemplo, el 06/01 se conmemoraba en muchos lugares como la fiesta de la bendición de los ríos cuando sus aguas se convertían en vino que, después se tomó como el día del bautizo de Jesús; la boda de Caná, que fue etílica, tiene alguna relación con esta conversión.
La primera mención latina de la natividad se remonta al año 354; en 386 la pascua y la epifanía son declaradas fiestas cristianas; pero el nacimiento de Jesús el 24/12 solo es celebrado en 440, hecho declarado obligatorio para el mundo católico en el concilio de Agda (Francia) en 506 y ratificado por el emperador Justiniano en 529. También, el papa León Magno, siglo V, definió la epifanía como fiesta de los magos, concepto marcadamente oriental. Se dice que el cristianismo es la herencia que Roma le dejó al mundo con todo sus hechos paganos. Que viva la navidad así sea pagana.
A todos, amigos, parientes y familiares, así como a mis lectores, les deseo unas felices pascuas y un próspero año nuevo. Si se puede, volveré en enero.