Me despido este año con un tema blando pero recargaré mis baterías porque el 2022 será el punto de inflexión de la historia colombiana y en esta temporada de jolgorio deberé fortalecer mis argumentos.
Me ocupa hoy la navidad. Quiero contarles que esta fiesta religioso-comercial no se origina con el nacimiento de Jesús, se remonta a las festividades saturnales, en honor de Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha en la mitología romana, celebrada durante el solsticio de invierno desde el 17 hasta el 23 de diciembre, que eran paganas.
En estas se hacían intercambios de regalos y los esclavos gozaban de permisos. En el año 274, el emperador Aureliano oficializó el día 25 de diciembre como el nacimiento del dios sol pero los cristianos se negaban a adorarlo así que, en el 336, posterior al concilio de Nicea, convocado por Constantino, también adoptaron esa calenda para festejar el nacimiento de Jesús, rivalizando con los romanos a cuyo dios lo consideraban falso, y se quedaron con la fecha.
Pero, como acto propio de la Iglesia Católica fue en 1223 cuando San Francisco de Asís vinculó el nacimiento de Cristo al 25 de diciembre pese a que este parece ocurrió en la primavera siguiente; De Asís también hizo el primer pesebre en honor al nacimiento de Cristo en Belén.
En el año 380, surtido el concilio de Nicea y en vísperas de Hipona y Cartago, básicos para la arquitectura de la Biblia, Teodosio estableció el cristianismo como religión oficial del imperio, con un solo dios, nacía el monoteísmo en un imperio tan inmenso con tantos dioses. Daba la sensación de varias Romas.
Por eso se dice que el cristianismo es la herencia que Roma le dejó al mundo. Pero la iglesia Católica, como institución, solo nació en el siglo V, cuyo primer pontífice sería Zósimo; Pedro jamás estuvo allí (pontífice es el que pontifica, el que defiende dogmas).
En 529, Justiniano confirmó el 25 de diciembre como festividad oficial del imperio. Lo del arbolito de navidad vino del norte de Europa, un poco después.
Hoy, este símbolo navideño, lleno de luces y a veces con gran poder de piromanía, ha venido reemplazando al pesebre. Y mientras en todo el mundo se disfruta de este colorido, millones de árboles son talados.
Por su lado, los villancicos datan desde el siglo V, para vender la idea del nacimiento de Jesús, pero solo en el siglo XIII fueron popularizados.
Desde entonces, tras varias generaciones, el concepto de navidad se fue insertando al mercantilismo en todo el mundo.
Se estima que esta es la fecha del año en la cual se gasta más dinero en viajes, vestuario, comidas, licores, regalos, luces y pólvora.
La alegría cunde pero esta es una sensación vendida por la publicidad. Se ha estimado que en los EE.UU., el gasto promedio es de US1.000/persona, US330.000 millones en ese país en la temporada navideña.
Siguiendo esta tradición quiero compartir con mis lectores, familiares y amigos, el entusiasmo y la alegría que nos producen estos días finales del año, deseándoles que el próximo sea de prosperidad, grandes reflexiones sobre el país y ojalá el covid-19 se haya erradicado.
Luis Napoleón de Armas