La música provinciana como se le llamaba inicialmente al vallenato, palabra nacida por el nombre de Valledupar, ciudad situada en el valle más extenso de América Latina y custodiada por el Cacique Upar. Valle de Upar.
Para orgullo de nosotros los cultores y exponentes de esas canciones clásicas, fue declarado Patrimonio Inmaterial de Humanidad con la sola finalidad de preservar sus orígenes, su cadencia y su esencia como tal, ojalá esto se refleje en los verdaderos y actuales cultures y en los que comenzaron este proceso desde acordeoneros, compositores, cantantes y hasta algunos músicos acompañantes que indudablemente hicieron un valioso aporte para enriquecer aún más este género ya conocido mundialmente.
Las nuevas generaciones de músicos están comenzando a hacer su propia historia apoyados en los cimientos donde los primeros cultores por muchos años edificaron y comercializaron nuestra auténtica expresión musical. Muy respetuosamente para los que comienzan a hacer música con acordeón, no se hagan muchas ilusiones, ni se tomen para ellos esta importante declaratoria de la Unesco, donde se refiere a la conservación y la autenticidad de este género, que esas nuevas generaciones han distorsionado notablemente incluyéndole otros ritmos por su desmedido afán comercial para ganar adeptos.
A diferencia de aquellas canciones hechas e interpretadas con el alma, y que son unos verdaderos clásicos de nuestra música vallenata, esos que con su cadencia y mensajes hicieron una historia llena de sucesos populares.
La música vallenata con reconocimiento a nivel mundial, es una expresión cultural donde se narran experiencias vividas o imaginarias, como diría Gabo. El Festival Vallenato que cuya finalidad es precisamente la de preservar este género, es el segundo evento cultural más importante del país, y con él, sus más fieles y originales exponentes de los últimos años como Poncho y Emilianito Zuleta, con un estilo único fundado en el principio de la conservación y la prolongación de la enseñanza dejada genéticamente por su gestor natural Emiliano Zuleta Baquero.
Esa “casa en el aire” construida y sostenida por el amor, ese mismo amor que por la partida de “Alicia Adorada” nos dejó una “Honda Herida”. Con “Pena y Dolor” nos cayó “La Gota Fría” por “El Cambio” que terminó con los “Tiempos de la Cometa” cuando “Mi Hermano y Yo” pasábamos “Horas Felices” “Cantando” Parrandas Inolvidables” con Mi “Gran Amigo” “El Viejo Miguel en “La Casa” de “Matilde Lina” Lina”, esos “Hermosos Tiempos” “Se Acabaron”, como “Pasan Los Años”, pero quedarán en el “Testamento” como “La Primavera Florecida” que ni “El Verano” producto del cambio climático de las nuevas canciones, terminarán con el “Más Fuerte” del polifacético folclor colombiano.
Por Julio Rojas Buendía