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¿Murió el teatro en Valledupar?

Joaquín Ramírez

Hace 14 años el movimiento teatral en la ciudad prometía una actividad cultural prominente. Alrededor de unos 15 grupos desarrollaban y presentaban obras a través de jóvenes talentos, que liderados por dramaturgos preparados y amantes de las artes, lograban la realización de festivales y de un movimiento creciente que prometía una escuela de nuevas mentes.

La historia cuenta que el Teatro Libre de Bogotá y el Teatro Popular de Bogotá llegaban a la ciudad a presentar obras que realizaban en la capital. Fue una época en la que se vivió el teatro con la altura propia de una ciudad folclórica como Valledupar que durante la dirección de Álvaro Castro Socarrás en la Casa de la Cultura, mantuvo la línea de traer lo mejor de los movimientos teatrales que se generaban en el país.

La Alcaldía busca adquirir el local donde operó durante muchos años el Teatro Cesar y dos casas contiguas para hacer el gran Teatro Municipal.

Fue una época maravillosa llamada el Teatro de Vanguardia, y los movimientos teatrales que existían en la ciudad, se esmeraban por hacer un buen trabajo que permitiera sostener la calidad de las obras. Directores de Chile y Argentina, huyendo de la violencia de su país en los años 70, llegaban a la ciudad a formar actores.

Un conjunto de pintores, poetas, escultores e intelectuales de la época formaron un grupo llamado ‘El Candil’ como contrapeso a la nula actividad que en ese tiempo tenía la Casa de la Cultura. Ese grupo fue el resultado de uno que ya se había conformado llamado “Homo Sapiens” dirigido por Ricardo Palmera, hoy ‘Simón Trinidad’.

También es fácil recordar las citas que diariamente se daban en el Colegio Nacional Loperena en donde todos los días se presentaban manifestaciones culturales, sobre todo función teatral.

De esas épocas doradas, hoy queda poco o ya no queda nada. La actividad teatral en la ciudad vive un proceso agonizante, que solo ha sido soportado por algunos movimientos teatrales que desde la academia trabajan con las uñas por mantener esta manifestación cultural, aun cuando el apoyo de las entidades gubernamentales es prácticamente nula.

La problemática se acrecienta si se tiene en cuenta que no existe un lugar donde congregarse, no se propone un espacio donde se pueda trabajar y ensayar, y los pocos que están, como espacios académicos, no están adecuados, ni mucho menos son dignos para realizar presentaciones.

“Nosotros hacemos teatro, de hecho, lo que estamos haciendo acá, son manifestaciones más por las ganas que porque haya plata” dice Naudith Rodríguez.

Los grupos que han nacido en la academia, carecen de espacios propicios para desarrollar sus obras, pero en general, el espacio es inexistente en toda Valledupar. Esto lo que ha generado es que la gente se disperse por no reconocer un espacio identificado para teatro, dejando atrás la formación de público, que es realmente a lo que se debe apuntar en la ciudad para que la gente constantemente se acostumbre a ver teatro.

“Lo ideal sería que la gente que está haciendo teatro en la ciudad, pueda acceder a un espacio para poder ensayar y presentar las obras”, expresó la docente en teatro Ana Milena Machado.

Sin embargo, la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Popular del Cesar, trabaja desde hace años en la Licenciatura de Arte, Folclor y Cultura, para forma a nuevos profesionales en las artes y son los que en las instituciones escolares, continúan formando nuevos talentos, manteniendo el interés por la actividad teatral.

El escenario ideal para la formación de actores, montaje y presentación de las obras, es la Casa de la Cultura del municipio. Infortunadamente ésta no ha sido proyectada para cumplir a cabalidad con todas las manifestaciones culturales, sobretodo el teatro, que es la arteria que viene sufriendo precariedades.

Existe un hecho preocupante; la falta de gestión de los entes y de las personas que realizan teatro, ha llevado a que el consumo cultural, se dirija única y exclusivamente hacia el vallenato, abandonando el talento que existe en esta manifestación cultural que diariamente trabaja con las uñas tratando de hacer cosas presentables y que se vean agradables a la vista del público.

“Nosotros hacemos teatro, de hecho, lo que estamos haciendo acá, son manifestaciones mas por las ganas que porque haya plata”, dijo Naudith Rodríguez, docente de teatro de la UPC.

Naudith lleva años formando a actores en la institución y conoce la problemática desde sus inicios, eso le ha permitido acercarse a ser protagonista de la agonizante situación que enfrenta el teatro “cuando uno se asoma a las entidades a presentar proyectos, la respuesta es que los dineros están pignorados a tantos años, no hay para teatro”.

Alberto Muñoz Peñaloza, es el director de la Casa de la Cultura, él reconoce que la institucionalidad cultural se ha quedado corta en ese sentido, de pronto porque el teatro de la Casa de la Cultura fue convertido en los años precedentes en un auditorio.

A pesar de eso, los esfuerzos que se realizan desde esta institución cultural, van encaminadas a realizar procesos formativos en materia de teatro, además de haber culminado la convocatoria para conformar el grupo de teatro de la Casa de la Cultura.

Se espera además hacer una inyección de recursos para el teatro del lugar, en virtud de que se encuentra viejo, y requiere de unas reformas para poder adecuarlo con los requerimientos modernos en esa materia.

También se busca organizar a las gentes del teatro en red para que puedan participar con proyectos, que sean debidamente apoyados por el presupuesto, además se iniciarán temporadas de teatro con el propósito de volver a cimentar el hábito de teatralidad en la gente y de esa forma recordarles que vuelven las funciones de teatro.

A pesar de los pocos esfuerzos, el teatro en Valledupar ha venido decreciendo. El municipio tuvo una oportunidad histórica durante los años comprendido entre el 2004 y 2007. El gobierno nacional, a través de Ministerio de Cultura, había destinado aproximadamente 60 mil millones de pesos para la construcción del teatro municipal. Las administraciones de ese periodo (Hernando Molina y Ciro Pupo), no se pusieron de acuerdo en el lugar donde se construiría y hasta ahí llegó todo.

Ahora, la Alcaldía busca adquirir el local donde operó durante muchos años el Teatro Cesar, y dos casas contiguas para hacer el gran Teatro Municipal, para que de esa forma Valledupar pueda tener un sitio que no solamente sea teatro sino en donde también puedan formarse y presentarse otras manifestaciones culturales como la danza.

El desánimo por parte de los trabajadores culturales es evidente. Las dificultades por las que atraviesan no permiten trabajar cómodamente. Sus esfuerzos en muchas ocasiones son en vano, debido a la falta de apoyo económico para desarrollar las obras, pero además por el relevo que las administraciones le ha hecho al teatro.

“Hemos trabajado con algunos, sin embargo no se ha hecho todo lo que hay que hacer. Creo que también ha sido un tema de disponibilidad económica porque aunque la decisión política existe por parte del Alcalde, creo que hay que seguir trabajando”, expresó Alberto Muñoz.

Sobrevive

‘La Carreta’, grupo de Teatro que nació en 1980 en la Universidad Popular del Cesar, se mantiene y encuentra apoyo en la Casa de la Cultura, además de apoyar a otras academias como TEA dirigida por Boris Serrano.

Sin embargo la UPC cuenta con un conglomerado de teatro amplio. Por la misma naturaleza de la licenciatura, el pensum contienen los componentes de arte, donde incluye la danza pintura y el teatro y cada cierre de semestre se realiza un muestreo y los trabajadores de teatro se preocupan porque se muestre, aunque no como se quisiera.

Como facultad que está naciendo, falta adecuar un espacio teatral, porque no existe tal espacio. Hay intención de trabajar por el teatro, como en todos los entes públicos, pero el apoyo debe ser más evidente

Es necesaria una fase de seguimiento real, y trabajar con los que hacen teatro en la ciudad, capacitarlos y apoyarlos para la creación de la industria cultural, y de esa forma elevar los niveles de calidad y acabar con la ausencia de esta manifestación cultural.

Por: Antonio Peralta Nieto

Categories: Cultura
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