Por: Luis Napoleón de Armas P.
Valledupar, como el pueblo de Badillo, según la inmortal canción de Escalona, se ha puesto de malas, todos se lo quieren robar y no hay un solo pez gordo preso. ¿Habrá un Nicolás Guerra que lo vigile?Creemos que FredysSocarrás puede hacerlo. Hacia atrás, muchos alcaldes, en forma sistemática, se dedicaron a renunciar a sus funciones y concesionaron todo y lo que no lo hicieron por esta forma, lo contrataron mal; contratar en forma directa se volvió endémico; hoy son pocas las funciones que ejercen los alcaldes porque todo lo simplificaron, tal vez para tener mas tiempo “craneando” la mordida. Las pocas obras contratadas de alguna envergadura están inconclusas. El Parque Lineal de Hurtado, vieja ambición turística e idea que ronda por el palacio de la plaza ALdesde hace mucho tiempo, la contrató Ciro Pupo, a las volandas por mas de 9.500 millones de pesos, con sobrecostos de 1.700 millones de pesos o más, según la contralora municipal, y no lo han terminado; la estatua del Santo Eccehomo, mas ligada a sentimientos religiosos que misionales y prioritarios, le arrebató 2.500 millones de pesos al erario municipal, sin saber ni leer ni escribir. ¿Quién continuará la red del anillo vial? ¿Cuándo el Hospital Eduardo Arredondo podría ser de segundo nivel? ¿En qué año alcanzaremos las metas del milenio? Pero es el colmo, ya no solo se contrata sobre el presente, también se piensa en el futuro, el debido cobrar; el crédito de Emdupar por mas de 36 mil millones de pesos, con intereses de usura, tiene proyecciones hacia el mas allá con el agravante de que después de mas de un año de haberse otorgado, aún no se ve su justificación. Mientras tanto, la movilidad es un desastre; las licencias de construcción no ayudan; la salida en T, desde Homme Center, hacia la avenida 19, es un exabrupto urbanístico, la congestión, allí, en horas pico es total. ¿Dónde están los proyectos viales de descongestión? De las concesiones hechas, ni hablemos. Este ha sido un juego divertido de muchos alcaldes que ven en el municipio el vellocino de oro. Hace dos años unos muchachos, se pusieron a jugar de retenedores tributarios con una oficina paralela; recientemente unos hackers intentaron seguir jugando con las finanzas de este vetusto e indefenso municipio de cuyas arcas muchos tienen llave maestra, que a veces las abren con “ganchúa”. Y mientras tanto, ¿qué hacen los contralores municipales? ¿Y de la coadministración del consejo municipal qué? ¿Dónde se metió la sociedad civil, amorfa y autista? ¿Por qué, la Procuraduría, en vez de inmiscuirse tanto en la vagina de las mujeres, mas bienpersigueel chanchullo? ¿Dónde estarán los jueces y fiscales? ¿Cuándo habrá seguridad ciudadana en este territorio? Hay que precisar que en los municipios el alcalde es jefe de policía y puede coordinar la seguridad. Este es un carnaval donde todos quieren tener caretas del mono cuco. No hay derecho a que este municipio, que conocen en el mundo por su folclor y por su alegría, aquí andamos tristes, preocupados y con miedo. Este municipio tiene mas capacidad carcelaria per cápita que hospitalaria y sin embargo, los cerebros del fraude andan libres.
Adenda. Durante los posibles acuerdos de Caraballeda acerca de la delimitación marina en el golfo de Coquivacoa, Venezuela planteo la teoría de la “costa seca” según la cual la parte alta de La Guajira, a la altura de castillete, no tendría mar. Parece que esa fue la tesis que manejó la Corte de la Haya en el reciente fallo sobre los límites de San Andrés y Providencia. ¿Habrá futuro con ese pleito?
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