DESDE MI COCINA
Por Silvia Betancourt Alliegro
El domingo pasado leí en la página tres –debería haber sido noticia de primera página- en EL PILÓN que el Presidente Juan Manuel Santos sancionó la ley ‘De la Economía que obliga a incluir en el sistema de cuentas nacionales el trabajo doméstico no remunerado- ES DECIR, EL QUE CUMPLIMOS LAS AMAS DE CASA Y VALORARLO ECONÓMICAMENTE’.
Hay que aclarar que dicha ley fue promovida en el Congreso por dos mujeres que tal vez jamás han sido amas de casa esclavizadas, ni más faltaba que un esclavista la hubiera redactado y promovido, fueron Cecilia López Montaño y Gloria Inés Ramírez, a quienes tendremos que hacerles campo en el altar de nuestro hogar.
El 10 de marzo de 2004 publiqué una columna desesperada clamando, primero que todo, por nuestra libertad pues nuestros destinos han estado sometidos al macho desde el nacimiento; pasando por el colegio, la universidad, y nuestro mayor explotador: el Estado; no menciono las religiones porque eso sería como atizar la hoguera del infierno que nos prometieron desde hace milenios en caso de que no obedeciéramos a los hombres, que siempre saben qué quieren y para donde van, sin tener en cuenta si nos afecta o nos gusta, porque para eso mandan.
Y para colmo de males, nos ocupamos, por medio de las tradiciones, de las que nos aferramos para seguir diciendo que somos ¡los pilares de la sociedad! (Ilusas que somos), de transferir a nuestros hijos machos ese mando, por encima, incluso, de nuestra propia dignidad y conveniencia.
Entonces, una vez numerada la Ley, no crean que dejaremos de hacer las tres comidas diarias, lavar la loza y las ollas; ir a hacer el mandado a la tienda más cercana; hacer el aseo de toda la casa, lavar y planchar la ropa, estar pendientes de cualquier daño en artefactos eléctricos, tuberías, etcétera, y si es del caso proceder a repararlos con nuestras propias manos; buscar y hallar los objetos perdidos.
Tampoco tendremos el descanso obligatorio de un día a la semana, mucho menos vacaciones anuales remuneradas, ni tendremos derecho a recibir felicitaciones y agradecimiento por ser tan aplicadas a cualquier hora del día o de la noche ¡todos los días del año¡
AHORA, DE MUJER A MUJER DIGO
Te han obligado a asumir toda la carga
durante milenios.
Te endilgaron desde el génesis, la culpa
de todos los males de la humanidad.
Porque se te ocurrió indagar sobre las ciencias
y mirar el paraíso como algo físico
que se podría explicar.
Y tu marido, el muy perezoso,
te acusó de inducirlo al estudio
mala palabra para el Creador
que quería una pareja feliz retozando sin prisa
entre verdes prados.
Ahora estás asumiendo otra responsabilidad:
ser la portadora del estandarte
que dice, en letras doradas, sobre fondo negro:
‘El conocimiento libera’
Para que lo sepan las nuevas generaciones de mujeres
que leerán con fruición, especialmente las antiguas leyendas
amerindias, recopiladas por Eduardo Galeano.