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Mujeres importantes en el desarrollo cultural de Valledupar (parte 11)

Jaime Molina su eterno enamorado.

En esta edición el personaje es ‘La Piva’, muy querida en la sociedad vallenata. Ella se dedicó a fortalecer la autoestima femenina.

SILVIA MERCEDES GUTIÉRREZ PACHECO (LA PIVA)

Silvia Mercedes Gutiérrez Pacheco, ‘La Piva’, nace en 1928, y muere en el 2009; hija de doña Teresa Pacheco Ariza y de don José Dolores Gutiérrez Pérez.

Sus abuelos maternos fueron Dolores Ariza y Nicolás Pacheco; sus bisabuelos maternos fueron Petronila González y Joaquín Ariza.

‘La Piva’ cuando tenía 15 años.

Como toda mujer, porque Dios ha querido, en su corazón lleva un niño dormido, ‘La Piva’ no tuvo hijos, pero en cambio crió a su sobrina Ana Tere, a quien le enseñó su profesión, ya que fue la primera mujer que se atrevió a fundar el primer salón de belleza que hubo en la ciudad.

‘La Piva’ no se casó, pero tuvo un eterno enamorado que fue el pintor, bohemio, poeta, y caricaturista Patillalero Jaime Molina Maestre, quien fue su primer y único amor.

Su salón de belleza lo tuvo ubicado muy cerca a la cárcel del Mamón, después de la fotografía de don Marcos Barros; en ese entonces la casa era de palma. Su profesión de por vida fue dedicarse a embellecer a las mujeres, y así los esposos y los hijos se sentían muy orgullosos al ver más bellas a sus mujeres y madres; allí acudían las mujeres   vallenatas y de La Guajira.

PROFESIONAL DE LA BELLEZA

Ella se dedicó a fortalecer la autoestima femenina. Su fama como especialista de la belleza se hizo sentir en los departamentos vecinos. En su negocio atendía a la clientela sin distingos de clase social. El sexo femenino le debe mucha gratitud a esta bondadosa mujer, ya que ella les embelleció sus rostros, sus manos, sus cabellos, y su apariencia personal.

Al principio solo arreglaba en su casa las uñas de las manos, pues en esa época no se usaba aún arreglar las uñas de los pies; después tuvo el emprendimiento de irse a Barranquilla para mejorar la calidad de sus servicios, y allí hizo un curso de belleza donde aprendió el corte y el alisado del cabello crespo con alicer; asimismo aprendió a rizar el cabello liso mediante un procedimiento llamado la Permanente y así convertía este en rizos pequeños, quedando todo el cabello engajado.

‘La Piva’ en la procesión del Sagrado Corazón de Jesús

Así pues, regresó nuevamente al Valle a atender a su clientela, convertida ya en una profesional; en este oficio trabajó durante 50 años, impartiendo belleza desde 1.854.

Su vida política, lo mismo que la de su madre Teresa Pacheco Ariza, estaba orientada al conservatismo que en esa época comandaba el doctor Laureano Gómez, con quien se trataba de tú a tú. Se comunicaban permanentemente. 

LA POLÍTICA

‘La Piva’ y su madre, fueron las embajadoras del Partido Conservador en Valledupar.

‘La piva’ velando el sueño del padre Becerra.

‘La Piva’ fue una persona muy religiosa, dedicada completamente a la iglesia. Era la pechichona de los sacerdotes de la época, y perteneció a la legión de María. Fue presidenta de la congregación del Sagrado Corazón de Jesús; se iba a evangelizar a los barrios pobres y a los presos de la cárcel de ‘El Mamón’; también fue catecúmena. Rezaba a diario el rosario con el padre Vicente de Valencia, quien la inició en la religiosidad 

desde sus quince años. Era como una monja seglar, o sea sin hábitos. Era de misa y comunión diarias

TAMBIÉN VIAJERA 

Por todo lo anterior, viajó a Europa dos veces a conocer los lugares sagrados de tierra santa. Fue una gran fotógrafa. En sus fotografías aparece con grandes personajes como el doctor Laureano Gómez y su hijo Álvaro Gómez Hurtado.

‘La Piva’ con sus amigas Marina Urbina, ‘Carmelita’ de López y ‘Elvirita’ Gutiérrez 
‘La piva’ con sus amigas Rita Mindiola, Omaira Gnecco y Monseñor Roig y Villalva, los sacerdotes Diego y José de Sueca.

Sus amistades fueron las Baute, las Moncaleano, ‘La Cacica’, Marina Urbina, las Lúquez, las Monsalvo, Elvirita Gutiérrez, Omaira Géneco, Rita Mindiola, entre otras.

‘La Piva’ con ‘La Cacica’.

Cuando la iglesia del Rosario estaba a punto de derrumbarse, el obispo monseñor Vicente Roig y Villalva le entregó las imágenes a ‘La Piva’ para que las cuidara en su casa. El perfil de ‘La Piva’ fue siempre el de mejorar la imagen personal de la mujer, y ayudar a la iglesia.

POR RUTH ARIZA COTES/ESPECIAL PARA EL PILÓN

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