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Mujeres en política regional, más allá de la viralidad

Hace unas semanas circuló en redes sociales un video publicado por la candidata a la Gobernación del Cesar, Katia Ospino. El video fue criticado por el lenguaje que utiliza, considerado vulgar por algunos, pero también por la ausencia de propuestas de gobierno en el discurso.

Personalmente, lo que más me incomodó del video fue la reiteración de la idea de que una mujer tiene que “disfrazarse de hombre” para poder ser gobernadora. Esa fue precisamente la frase que utilizó un señor que interviene después de las primeras escenas de la candidata – “Katia es una mujer disfrazada de hombre”. Unos segundos más tarde, otro señor dice “Katia tiene los pantalones bien puestos, mejor que cualquier varón”-  La candidata también recurre a mecanismos usados tradicionalmente por hombres para hacerse sentir; hablar con dureza, amenazar al que le lleve la contraria y referirse a los genitales, en este caso a los femeninos para enfrentar a una rival.

Irónicamente, Katia prosigue diciendo que es el momento de nosotras las mujeres. Sin embargo, el mensaje que se refuerza durante todo el video es que una mujer debe asemejarse mucho a un hombre para poder desempeñar un buen papel en un cargo que por más de 30 años han ocupado,  precisamente, hombres.

Unos días después se hizo viral otro video, esta vez de la pre-candidata a la alcaldía de Cali, Catalina Ortiz, siendo víctima de un hombre que le gritaba que se fuera a lavar platos y a cocinar a su casa, implicando que la mujer no debe participar en política mientras le echaba agua en la cara. Este video resultó siendo un montaje, del cual la candidata asegura que no tenía conocimiento.

Las críticas no se hicieron esperar. Es inaceptable que una candidata utilice algo tan delicado como las agresiones machistas, para ganar simpatía y popularidad entre los electores. Es un acto completamente irresponsable que banaliza la violencia de género en política y en la sociedad.

Aunque son dos casos muy diferentes, el objetivo parece ser el mismo, ser virales en redes sociales. Dos candidatas que quieren ser representantes de movimientos políticos incluyentes con las mujeres, están dispuestas a recurrir a discursos machistas y hasta jugar con algo tan delicado como la violencia de género para ganar popularidad y reconocimiento del elector. 

Entiendo que las estrategias electorales pueden llegar a acercarse mucho a las “líneas éticas” e incluso a desplazarlas, pero hay que tener claro que las mujeres tenemos una responsabilidad política mucho mayor que la de los hombres. Un error,  por pequeño que sea, especialmente de las que buscan participación política, termina afectándonos y poniéndonos en tela de juicio a todas. Los hombres siempre han podido salir ilesos de escándalos porque, aunque no nos guste, no los juzgan con la misma vara. Estas dos candidatas y todas las mujeres en política de nuestro país tienen la obligación de darnos más que videos virales.

Las mujeres tenemos cualidades que pueden hacernos excelentes gobernantes, tenemos la capacidad de ser más compasivas, inclusivas, sabemos escuchar mejor y tenemos una gran capacidad de concertación y negociación. Las mujeres hemos sido protagonistas en avances en educación, ciencia, salud e infraestructura. ¿Por qué entonces en vez de tratar de parecernos a los hombres, o de victimizarnos con montajes baratos, no tratamos mejor de destacar las cualidades que nos hacen excelentes opciones para cualquier puesto público?

De las mujeres cesarenses que están aspirando a los diferentes puestos de administración pública, espero que eleven el nivel de la política en el departamento con propuestas que vayan dirigidas a aliviar los dolores de toda la población y en especial de las mujeres. Espero que les den visibilidad a los graves problemas de género que afectan al Cesar:  embarazo adolescente, violencia intrafamiliar y de género, inequidad salarial y laboral,  entre muchos otros. No basta con decir que es la hora de que una mujer gobierne, hay que dejar claro por qué y cómo lo debe hacer. Espero que su candidatura y en caso tal, su gobierno, sea un ejemplo de honestidad, de transparencia, pero sobretodo de trabajo, porque criticar a los que ya fueron, puede servir para ser elegida, pero se queda muy corto a la hora de gobernar.

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Mariana Orozco: