Denilda Esther Gámez Méndez, a sus 51 años, es una tierna ama de casa que con esfuerzo y dedicación logró sacar adelante a sus cuatro hijos.
Ella asegura que vive feliz; todos los días se levanta bien temprano y antes de irse a trabajar desde las 6:00 de la mañana, hasta 7:00 de la noche, deja listos los quehaceres de la casa.
En la vida de ‘La Mona’, como es conocida, no todo ha sido color de rosa; hace 24 años su esposo fue asesinado y desde entonces le ha tocado tomar las riendas del hogar, alterna su labor de ama de casa con la de llantera, un oficio en el que reconoce que también existe la discriminación de género.
“Hay clientes que son difíciles de manejar, vienen corriendo y quieren todo rápido. Algunos hombres que no quieren que uno les arregle, dicen: mujer, no”, confesó, entre risas.
Sin embargo, su llantería ‘El Dangond’, ubicada en la avenida La Popa con transversal 23, está acreditada como una de las mejores de este sector de Valledupar.
“No cambio este trabajo, porque es el que me ha dado todo. Antes era un poco difícil, porque todo era manual, pero ahora tengo la máquina y una persona que me ayuda”, dijo ‘La Mona’, mientras ‘despinchaba’ una llanta.
Durante los 18 años que lleva moviéndose entre crucetas, llantas y neumáticos, ha adquirido destreza para mantener el negocio con el que ha logrado el sustento de su familia.
Una mujer segura
Ruth Díaz, es madre de tres niñas y todos los días cambia el delantal por un revólver y un uniforme. Antes de salir a cumplir su turno como vigilante de una empresa privada, alista a sus tres hijas para dejarlas en el colegio.
“Soy un orgullo para mis hijas, este es mi trabajo y lo hago con amor”, contó la vigilante.
Ella cree que en su oficio ya no hay discriminación, porque “la mujeres estamos en similares condiciones de desempeño que los hombres, de día o de noche, cuando nos toque”.
Emprendedora
Debajo de los frondosos árboles de caucho, en la plazoleta de la Gobernación del Cesar, desde hace siete años, Osmaida Ceballos a diario monta su negocio.
Pasteles, tintos, agua, bollos de mazorca y mazamorra, son algunos de los productos que esta madre cabeza de hogar, con dos hijos, ofrece a su clientela.
“Las mujeres somos emprendedoras; por ejemplo, yo hice un curso para hacer sandalias y también las ofrezco en mi negocio. Aunque no son las mejores condiciones, es un trabajo para llevarle el sustento a mi familia”, expresó.
Todos los días en su humilde vivienda en el suroccidente de Valledupar, se prepara para trabajar en una jornada que va de 8:00 de la mañana a 6:00 de la tarde.
Osmaida aseguró que aunque solo cursó hasta noveno grado, con mayor apoyo de los gobiernos de turno, podría formalizar su actividad; según ella, el olvido de las autoridades es otra forma de discriminación.
Las mujeres y la política cesarense
En Cesar como el resto del país, es muy baja la participación de las mujeres en la política. Muestra de ello, es que en este departamento, solo hay dos diputadas, Luz Helena Salazar y Zulema Correa, e igual número como alcadesas, Aideth Barros Ortega (Astrea) y Olga Rojas Trespalacios (Tamalameque).
También está Maira Avendaño, integrante de la Red de Voceras y Voceros de la campaña Párala Ya, que trabaja para sensibilizar a la comunidad por la situación de violencia que viven las mujeres y evidenciar las herramientas de la Ley 1257 del 2008.
“En los planes de desarrollo, tanto municipal como departamental, hay programas dirigidos a lograr la participación política de las mujeres, pero realmente no hay las garantías”, afirmó.
La vocera explicó que desde las entidades gubernamentales es necesario promover la educación para que la mujer pueda aumentar su participación en la política.
“Se dice que la mujer no está en el espacio público, que la mujer no participa, pero en los programas a las mujeres se les promueve para que sepa de confección y cursos de belleza, pero no se le promueve al liderazgo”, puntualizó.
En cambio, la diputada del Cesar, Luz Helena Salazar, reconoció que las mujeres cesarenses son poco arriesgadas en la política y las invitó a que sean más atrevidas.
“En el pasado había una sola mujer en la Asamblea, que fue Yalile Pérez, durante tres periodos consecutivos y solo ahora hay la oportunidad de tener dos mujeres representando el género en la Duma y uno siente que para próximos debates, las mujeres deben atreverse a aspirar a estas corporaciones; al Concejo, Asamblea y Congreso”, dijo la conservadora que en las pasadas elecciones logró la curul con 6.660 votos.
“En los planes de desarrollo tanto municipal como departamental hay programas dirigidos a lograr la participación política de las mujeres, pero realmente no hay las garantías”: Maira Avendaño, integrante de la Red de Voceras y Voceros de la campaña Párala Ya.