El escritor inglés William Shakespeare manifestaba: “Al corazón de una mujer no se le intimida fácilmente si posee una actitud positiva”. Este significativo pensamiento se retoma en el mes de marzo cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer, porque ellas demuestran que tendrán éxito si cambian la trayectoria vital de la humanidad. Donde hay una mujer con estas características habrá una magia digna de imitar, porque sus metas y sueños la harán sonreír, y los dioses mitológicos han construido dos modelos perfectos, que son la mujer y su accionar, dejando una huella positiva con voz propia y fortificada con un resplandor interior que demuestra la fe que la iluminará para hacer el bien.
La mujer demuestra autovaloración cuando es honesta consigo misma, con propósitos firmes que le permitan reconocer el valor que se tiene de ella, sabiendo con certeza que una posición optimista evitará adoptar opiniones negativas, porque cada dificultad serán oportunidades buscando varias alternativas de solución para hacer realidad su proyecto de vida, amándose así misma de manera realista y sana porque esto le permite ser más flexible, sin ser perfeccionista concentrándose en los matices y tonalidades, sabiendo escuchar a quienes piensan diferente, ejerciendo el derecho a equivocarse, a hacerse autocritica, moderada, con observaciones objetivas y autoevaluación constructiva que ayuden a exigirle dentro de límites razonables, esa guía alentadora, aprendiendo del Ensayo-Error, como un gran ser humano que está dispuesto a cambiar.
Una mujer con actitud positiva está impregnada de confianza dejando a un lado el temor, el miedo y el pesimismo porque los problemas deben verse como oportunidades para actuar cada día mejor y se vence cuando siendo capaz de crear, de enseñar, o reinventar acciones para mejorar la autoimagen tratando de definir sus propios criterios, siendo espontánea y auténtica, focalizando la atención en abrir horizontes afectivos, aumentando las probabilidades de conocer personas cálidas, inteligentes, tiernas, educadas, que le permitan tener autobienestar y autosatisfacción.
El mundo pide a gritos que cese el feminicidio porque es un acto negativo que golpea con fuerza al núcleo familiar, truncando el bello horizonte de ese ser valioso lleno de talento, de amor, de bondad y con la esperanza de vislumbrar la hermosura del amanecer, con sentencias que estén llenas de fe, fraternidad y de libertad, bajo la sombra de palabras que inspiren comprensión para que las mujeres puedan ser felices y fabulosas en las diferentes opciones de desempeño que tiene como: madre, esposa, cuñada, hija, hermana, amiga, suegra, tía, ama de casa y profesional, ubicándola como la líder que promueve cambios positivos de generación en generación contra la injusticia social que a veces las excluye olvidando el compromiso que se tiene con ellas de apoyarlas en sus esfuerzos y en sus diferentes contribuciones.
Puede decirse, que hay que tratar de no recordar sólo lo malo sino que hay que activar la memoria positiva, reconstruyendo el proyecto de vida de cada mujer, haciendo una lista de las actividades que se dejan de hacer por temor a dar el paso decisivo para actuar positivamente, aplicando el pensamiento del escritor español Francisco de Quevedo y Villegas quien decía: “Para conocer como puede ser cualquier mujer, no necesitamos salir de nosotros mismos, miremos como somos, como hemos sido, como queremos ser muchas veces y veremos cómo es posible que sean los demás”, porque los pensamientos negativos corren más rápido que los positivos y sólo se pueden bloquear con elementos contundentes como la solidaridad, el compañerismo, el placer de vivir, la inteligencia interpersonal dialogando con palabras optimistas que lleguen al fondo del corazón de cada uno.
El poeta griego Hesíodo manifestaba: “Nunca seremos recolectores de esbeltas espigas o de flores si en los surcos, nuestros diarios empeños carecen de la fuerza positiva que les dan los sueños”. Bendiciones y Felicitaciones a todas las mujeres.
*Magister en Educación.
Por Librada Nieto de Torres