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Mujer de 250 kilos requiere de cirugía

Rusmery roza su cuerpo cada vez que entra o sale por la puerta de su habitación, que de seguir aumentado de peso, no cabrá por allí. Fotos Adamis Guerra.

Por Abdel Martínez Pérez
abdel.martinez@elpilon.com.co

Doña Rusmery Pérez Barrios, líder comunal, una mujer nacida y criada en Valledupar, desde niña ha sido obesa, situación que se complicó luego del embarazo de su primer hijo, allí su cuerpo comenzó a tomar una contextura más gruesa hasta alcanzar 250 kilos, peso que no le impide para luchar por su comunidad, pero que a veces tiene que valerse de otras personas para hacer algunas cosas.
Vivió muchos años en el campo, retornó a la ciudad por circunstancias de la vida y se destacó por hacer el bien a los vecinos.

EL PILÓN: ¿Con esa gordura, cómo hace sus labores domésticas?
Rusmey Pérez Barrios: Con muchas dificultades, yo hago los quehaceres de mi casa y ayudo a mi mamá en la suya, que está ubicada al lado de la mía. Las hago con muchas mañas y generalmente de pie, porque no doy para agacharme, ni recoger algo del suelo; si lo hago no doy para pararme y el cuerpo me duele.

EP: ¿Siempre fue de contextura gruesa?
RPB: Me cuenta mi mamá, que yo nací gordita, y me formé un  poco robusta, pero mi cuerpo comenzó a cambiar después de los 20 años, cuando me comprometí con Luis Carlos Arrieta y tuve a mi primer hijo, Leinner de Jesús que ahora tiene 14 años y después el segundo y último, quien infortunadamente partió de este mundo. Después de este parto comencé a engordarme considerablemente.

EP: ¿Ha acudido al médico para ver cuáles son las razones de esa gordura?
RPB: Sí, porque me decían que era problemas de tiroides, pero esa enfermedad fue descartada por los médicos especialistas que me trataron en ésa época y el médico me dijo inicialmente que eso era una obesidad mórbida tipo 3, o que era hereditario.

EP: ¿En su familia hay personas gordas?
RPB: Sí, mamá y mis tres hermanas son robustas, pero no igual que yo, pero son gordas, al igual que mi primer hijo, quien también es robusto y el segundo que perdí hace cuatro años, también era corpulento.

EP: ¿Qué tenía su hijo, que falleció?
RPB. Mi segundo hijo falleció hace cuatro años, hoy en día tuviera 12. Tenía cáncer en los pulmones y eso para mí ha sido la destrucción de mi vida en gran parte,  me ha dejado una huella imborrable.

EP: Usted pertenece a la Iglesia cristiana Cejes ¿cómo hace para transportarse?
RPB: Cerca de donde vivo, llega un bus a recoger a varias personas, pero es muy alto y no puedo subir ni con ayuda, entonces tengo que recurrir a un Taxi.

EP: ¿Ha tenido inconvenientes con los taxistas por su gordura?
RPB: Sabes que no y antes por el contrario, los mismos conductores salen a ayudarme para montarme y me cobran el valor real de una carrera.

EP: ¿Me imagino que por su gordura, así mismo su organismo le pide bastante comida para calmar el hambre? 
RPB: Sabes que no; yo soy de poco comer e inclusive no desayuno; el almuerzo es normal: un plato de sopa con arroz y un pedazo de cualquiera de las carnes roja o blanca; en la comida, poco bastimento con  queso o huevo y sin ninguna clase de jugos, pero eso sí, agua toda la que quieras. Consumo agua a cada instante, no calculo cuantos litros, pero son cerca de 30 vasos al día, porque siento esa sensación de sed.

EL PILÓN: ¿Su cama es fuerte, reforzada?
RPB: Mi cama es doble, pero me toca dormir en la cama de mi hijo que es de un solo cuerpo, porque el colchón que me compró mi marido, es ortopédico y no me lo aguanto.

EP: ¿Sufre de alguna enfermedad?
RPB: Yo casi me muero con un problema que se me presentó en la pierna derecha. Me dio herpes y una de las venas se reventó y boté muchísima sangre y me tuvieron que operar, pero todavía estoy sufriendo de ella.

EP: ¿Qué le pide a las autoridades municipales?
RPB: Que se conduelan de mí, que vengan hasta mi casa; resido en la margen izquierda de la Acequia Las Mercedes, detrás del barrio Las Acacias y me ayuden a conseguir un especialista que me opere para lograr bajar de peso, yo quiero seguir viviendo, para ver crecer a mi hijo y a mi familia, que también vive en este mismo sector. Yo estoy cansada de esa gordura, no tengo plata para una cirugía, pero estoy segura que alguna persona humanitaria, caritativa se condolerá de mí y observe en las condiciones en que estoy. Al señor Alcalde, al señor Gobernador, a las entidades de beneficencia, le hago un angustioso llamado para que vean por mí, por favor. 
Mientras hablaba, a esta mujer que trabaja por su comunidad, se le entrecortó su voz y las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, no pudo contener su llanto, se siente deprimida por su contextura y por el poco apoyo que ha encontrado.

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