Por Celso Guerra
Diomedes Díaz se despidió premonitoriamente de sus seguidores con estas palabras en la canción, “Muchas Gracias”, canto que conoció la luz pública en 1998.
Desde esa época Diomedes, ya comenzaba con problemas judiciales y de salud síntomas que le atormentaban el alma, pero estos no eran razones para detener el ímpetu folclórico que siempre lo caracterizó.
El “Cacique de La Junta” falleció repentinamente el domingo 22, en horas de la mañana en Valledupar, dejando huérfano a miles de seguidores en todo el mundo, que han delirado con sus canciones y que se apostaron en los alrededores de la mítica plaza Alfonso López, donde se han desarrollado los más importantes duelos de acordeones, en la tarima Francisco “El Hombre”, donde sus restos fueron velados, en cámara ardiente, durante tres días, tiempo requerido para que los miles de seguidores lo despidieran, es la primera vez, que el cadáver de un personaje de nuestro país dura tanto tiempo expuesto a las miradas de ciento de miles de personas que llegaron a Valledupar a despedir al único artista colombiano con una carrera musical tan brillante con 15 millones de discos vendidos, en 37 años de vida artística y aproximadamente 100 canciones de su autoría, Diomedes, fue sepultado, el 25 de Diciembre, fecha a la que le cantó festejando el nacimiento de un nuevo amor , de los tantos que tuvo en su vida, sin saber que años después, ese mismo día sería sepultado, para dolor de la música vallenata.
El juglar nació en la extrema pobreza, en La Junta, corregimiento de San Juan del Cesar, en La Guajira, la vida enfrentó a la fama, al espectáculo de masas, a los excesos y la tragedia, que en los últimos tiempos de su agitada vida, fueron una constante y que realmente le desmejoró su cualidad musical que lo llevaron a lo más infinito de las cúspide, sitio envidiado por el más encopetado músico, pese a esto sus seguidores le fueron fieles hasta el último suspiro de su tormentosa carrera musical
“El Cantor Campesino”, se autodenominó en una de sus primeras canciones, grabada en 1974, desde ese momento comenzó su paso presuroso, para llegar rápidamente al Olimpo de los dioses cantores del folclor, desde donde Diomedes Díaz, observa y escucha la obra, que el pueblo de Macondo, admira.
No ha sido un año bueno para el folclor vallenato, ya que durante estos 365 días, se nos han ido personajes que han sido icónicos, Leandro Díaz, el compositor más sensible del folclor vallenato, considerado así, por ser ciego de nacimiento.
Y la partida del merenguero más grande de la música vallenata, José Vicente “Chente” Munive, quien se caracterizó por ser un gran defensor del merengue, un aire musical que está en vía de extinción.
Diomedes Díaz junto a Leandro y Chente Munive, configuran el trío más auténtico de la música vallenata que desde hoy conforman un canto celestial junto a otros juglares del folclor vallenato que se apresuraron.