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MPX (CGX), ¿paquetazo brasilero?

Hace un año llegó una carta a EL PILÓN suscrita por Leonardo Moretzsohn, nuevo presidente de la minera anunciando la continuidad de sus operaciones. Esas promesas se desvanecieron. Trabajadores, proveedores, los pueblos del sur de La Guajira, San Juan, Distracción, Cañaverales, hasta Valledupar, vieron con el cambio de año levantar oficinas y sitios de trabajo de campo de la brasilera MPX, apenas convertida en una sigla más, CGX, para congelar su proyecto minero.

Después de invertir cientos de millones de dólares desde 2008 y exploraciones en 60 mil hectáreas identificó, según sus anuncios, que luego los mercados bursátiles analizaron con desconfianza, unos recursos superiores a los 5.200 millones de toneladas, definió tres proyectos, dos medianos a cielo abierto, uno en Cañaverales (que obtuvo licencia ambiental) y otro en Papayal. Pero lo sorprendente fue el hallazgo de un descomunal yacimiento para explotarse en minería de socavón. Se identificaron 5.200 millones de toneladas, que llamaron mina San Juan. Es decir, mas grande que Cerrejón y Drummond juntos! Se precisó, luego, que, como reservas, una categoría en la ciencia minera que identifica los recursos mineros que con factibilidad técnica-económica se pueden explotar, se trataba de 700 millones a ser explotadas por un método subterráneo de alta productividad conocido como longwall.

Se trazó un ferrocarril hasta el mar de Dibulla, donde se  decidió construir un puerto para atender grandes barcos. Ese mineral abastecería las también proyectadas plantas de generación eléctrica del propietario Eike Batista en el sur del continente. Una delegación guajira fue al carnaval de Río por cuenta de la empresa apurando las licencias ambientales, acusó la prensa.

Pero el grupo tuvo sus malas pasadas, iniciadas hace 10 meses cuando su compañía petrolera OGX se desplomó después de fallar sus anuncios de inmensos hallazgos de crudo en Brasil.

A la vez, los precios del carbón empezaron a menguar sus aspiraciones en Colombia. De modo que Batista, reconocido como un millonario brasileño que había perdido parte de su capital en la reciente crisis de precios de los recursos naturales, decidió salir a buscar socios en sus proyectos entre esos el de La Guajira. Tarea difícil, signada por el manto de duda que generaba el magnate, más conocido como estructurador y vendedor de proyectos que de desarrollador de los mismos.

La región de Padilla, esa comprendida entre el norte de Cesar y sur de La Guajira, con epicentro en Valledupar, recibió un golpe y si no hubiese coincidido la noticia con la mala imagen ambiental y laboral de las mineras del carbón en la región, acentuada en los últimos meses, el hecho no hubiera pasado desapercibido. En suspenso una inversión de más de US$4.300 millones de dólares, mucho más que el metro de Bogotá, no hubiera quedado en el aire de la atención pública regional.

Últimas noticias indican que el proyecto puede destrabarse en los próximos años. Batista, joven gladiador, cediendo la propiedad en los proyectos, ha conseguido recursos de la banca de su país y de inversionistas alemanes. 

La semana pasada AUX, empresa de oro del conglomerado, logró un acuerdo con la Agencia Nacional Minera, para integrar las áreas y dimensionar una explotación talla mundial de 10 millones de onzas, en Santander, fuera del delimitado Páramo de Santurbán. Se ha anunciado la participación de fondos de capital árabes en ese desarrollo. Expertos dicen que, por la bondad del proyecto, Batista no perderá su amor por Colombia.

Entonces, es de esperar, que, por la recomposición de dueños, o mejores precios, el proyecto de carbón también se salve. Mientras tanto, MPX (CGX) no ha pasado de ser un paquetazo brasilero.

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