A una pregunta concreta que le hizo antes de ayer un periodista local al actual secretario de Tránsito y Transporte de la ciudad de Valledupar, Oscar Tom, sobre los planes que esa dependencia tiene para afrontar, el cada vez mayor e insoportable, problema de la movilidad en Valledupar, quedé pasmado del desconcierto al escuchar su respuesta: dijo algo así como que “se tiene previsto la contratación de más reguladores de tránsito para complementar la labor que realizan los 10 actuales”.
Con mucho respeto por el secretario, pero las veces que en las horas pico en la glorieta del acordeón se han ubicado dos abnegados reguladores para tratar de agilizar el tráfico por ese punto clave de la ciudad, el problema es el mismo. Incluso peor, porque en su ausencia el trancón se presenta en sentido norte-sur desde Home-Center hasta la glorieta; cuando ellos intervienen, el nudo se forma en todos los sentidos a excepción de la vía que comunica al Colegio Bilingüe con la urbanización Las Marías.
Y es que el problema no radica en la insuficiencia de reguladores de tránsito. De hecho, la policía nacional ha venido colaborando en ese papel. La clave del asunto está en que la malla vial de la ciudad de Valledupar se quedó corta para la inmensa cantidad de vehículos que transitan en la ciudad que superan los cien mil.
Y para llegar a esa conclusión no se necesita que lo diga un costoso estudio técnico; el problema es evidente. Por eso, la solución debe ser en consonancia con el diagnóstico: se requiere construir más vías arterias, ubicar semáforos en intersecciones claves –no en las carreras 11 y 12 que no aguantan uno más-, y construir puentes elevados en algunos cruces sobresaturados de tránsitocomo las glorietas del acordeón, María Mulata y la Ceiba.
En cuanto a la apertura de nuevas vías el empalme de la doble calzada que comunica a la glorieta del Cacique Upar con el colegio de Los Mayales, la ampliación de la carrera 4ª y la construcción de la parte del anillo perimetral que una al balneario Hurtado con la vía a la Pedregosa, el sector correspondiente de La Nevada, el batallón La Popa y la avenida Sierra Nevada que conduce a la urbanización 450 años, son macroproyectos que le devolverían el orgullo a la ciudad de ser uno de los mejores vivideros del país.
Al actual alcalde Fredys Socarrás Reales alguna vez le escuché la intención de avanzar en la concreción de esas expectativas; sin embargo, después de transcurrido la mitad del tiempode su período hay que decir como diría un famoso locutor deportivo: mucho toque y toque, pero…
¡de aquello nada!