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Monumento a héroes empresarios

Ha muerto Arturo Sarmiento Ángulo, un empresario integral. Vinculado a esta tierra cesarense desde aquel día que aterrizó en Valledupar,  después de haber pasado sinsabores en su primeras faenas agrícolas en Córdoba, en medio de terrenos húmedos enemigos del algodón.

 Se fue a Codazzi a  desarrollar los cultivos y aprovechar la bonanza, participó del gremio de los algodoneros a nivel nacional, adquirió predios que le permitieron hacer realidad su sueño industrial. Estableció una plantación de caña de azúcar, animado por el desarrollo que esa variedad estaba ofreciéndole al Valle del Cauca, y construyó un ingenio para producir azúcar.

 Posteriormente instaló una planta para producir alcohol. Finalmente terminó la cadena abasteciendo de alcoholes brutos a las licoreras, al tiempo que decidió llegar más allá y sacar al mercado para llevar a los supermercados el Vodka Cesar. 

El ingenio azucarero de Codazzi fue un intento titánico de Sarmiento solo comparado en la historia de la costa con el esfuerzo de sostener  en el departamento de Bolivar el ingenio Sincerín. Quizá por no tenerse el microclima y altura sobre el nivel del mar la productividad de la caña en nuestra región no fue igual a la zona del Cauca, lo que se expresaba en menores zafras (cosechas) a lo largo del año. 

El llamado Ingenio Sicarare requirió de insumos y combustibles. Sarmiento en la búsqueda del combustible más eficiente al poco tiempo llegó como primer pionero a obtener de los yacimientos, en el momento desconocidos, de La Jagua de Ibirico, los carbones térmicos necesarios para mover las calderas de la industria. Fue así como junto a unos pocos como Jaime Olivella empezaron a extraer el mineral, al que siguió Carbones del Caribe (hoy Argos), que había tenido ingrata experiencia de explotación de carbones en Córdoba y que también requería del mineral para la industria del cemento. Los carbones de La Jagua por su alto poder calorífico, extracción limpia y bajo azufre empezaron a ser apetecidos en el mercado internacional y no se podían limitar a abastecer a una incipiente industria nacional.

 Arturo Sarmiento estaba entonces dando otro salto: había adquirido el yacimiento, empezó la minería y no iba a destinar su producto al pequeño mercado propio sino que empezó a colocar,  junto a empresas como Caribe y Carboandes, en los mercados de exportación.  

A pesar de persistir  en mantener el ingenio,  vivir circunstancias económicas angustiosas, que suelen vivir los empresarios, y la amenaza del orden público agravado en la región, transformó la caña en palma y la industria del azúcar al aceite, hoy garantizándose formales 1.000 empleos.  

En Codazzi pululaban los inmigrantes de otras regiones del país buscando aprovechar sus oportunidades. Recordamos en estos meses el deceso de Luis Villarreal que,  junto a  su familia, identificó en sus suelos la  bondad  de la agricultura y la ganadería. 

Cuando se habla de hacer o tumbar  monumentos a personajes de la música o a los fundadores, españoles o indígenas, bien debemos erigir, como se hace en Antioquia,  a estos héroes empresariales que también crearon al Cesar. 

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Redacción El Pilón: