Es evidente que desde el Gobierno Nacional hay una campaña sistemática y orquestada para hacer trizas el acuerdo, lentamente para que no se note tanto, sin generar gran impacto en la opinión nacional y que la Corte Penal Internacional no se vea tentada a intervenir. Es una estrategia calculada que arranca en el mismo expresidente Uribe, quien nunca aceptó la creación de la nueva jurisdicción; sigue en el Congreso, donde el uribismo tiene las mayorías y ha ido dilatando todos los proyectos que tienen que ver con la implementación del mismo, además cuentan con un aliados estratégicos, columnistas de opinión fuertes, empresarios involucrados en el conflicto y al fiscal Néstor Humberto Martínez, pagando los favores recibidos del CD por salvarlo de toda la trama corrupta de Odebrecht en el Congreso. Recordemos que a las Farc no se les ha cumplido y con la misma estrategia, dilatar para desesperar las bases, para seguir en lo mismo que no ha funcionado en 50 años, más confrontación militar y más glifosato, a Duque no se le nota ninguna intención de cumplir lo prometido como Estado en esta negociación y se deja presionar por el ala extremista de su partido. Pero en definitiva, el mayor golpe al proceso es objetar varios artículos de la ley estatutaria de la JEP que ya hicieron tránsito en la Corte Constitucional y devolverlos al Congreso, donde seguro se tomarán mucho más tiempo para darle tramite y seguir en la mamadera de gallo, hasta asfixiar a la JEP con un proyecto de reforma constitucional que la derogue completamente, con la rutinaria excusa, que no fue un buen acuerdo, que ganó el NO por estrecho margen, que eso no es justicia, en fin. El Presidente olvida que también está la otra media Colombia, la que exige un nuevo horizonte y mirar hacia adelante.
Si bien la JEP no es un organismo perfecto y ha demostrado mucha lentitud a la hora de obrar, con los vicios de otras instituciones como la Fiscalía, el Congreso, la Procuraduría y las demás Cortes, reflejo de una sociedad tomada por la corrupción y no por ello deben acabarse; el caso del fiscal Bermeo y el Tuerto Gil son prueba de ello, pero también es prueba de que la Fiscalía revolvió peras con manzanas para generar un ambiente anti-JEP y demostró que está obsesionada con atacarla, por eso le armó un proceso que deja muchas dudas como expresó la Procuraduría. El Camino de la JEP no será fácil, pero debe ser rodeada por los sectores que quieren enterrar, por fin, el conflicto con las Farc y construir una nueva Colombia con los principios de la paz. Es preferible que militares vayan, pidan perdón y le den la cara a las víctimas de falsos positivos, como sucedió esta semana, lo mismo que han venido haciendo guerrilleros, aunque sea a cuentagotas, a que todo se dilate por unos cuantos que quieren ocultar la verdad con el pretexto de no igualar a las fuerzas militares, aquí se cometieron delitos en ambos bandos y Colombia merece que se saquen a la luz pública, para que haya verdaderos espacios de reparación y reconciliación, pero al parecer, la misión del presidente Iván Duque es exactamente lo contrario. @JACOBOSOLANOC