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¡Mis respetos, presidente Duque!

Con inmensa tristeza, pero especialmente con un gran temor por lo que viene, hoy despedimos al Presidente Duque, destacando sus puntos más altos durante estos difíciles 4 años. Duque, quien acaba de cumplir 46 años -será el Expresidente más joven de la historia- será reconocido, esperamos que muy pronto, como un gran gerente, un hombre pausado, respetuoso de la institucionalidad, tranquilo, trabajador incansable y, como Uribe, un patriota.

Cuando hace algo más de 4 años el entonces candidato llegó a la segunda vuelta presidencial enfrentando al guerrillero, llamó mi atención la templanza que mostró en los debates. Iván Duque no era mi primera opción dentro del Centro Democrático pero una vez fue seleccionado como el candidato del partido, cerramos filas para apoyarlo. 

El reto era hacerlo conocer, venderlo -en el buen sentido- por fuera de la capital, en el sector rural; terminó siendo un buen candidato, que unió al centro y a la derecha, que aprovechó el antipetrismo -que sigue siendo enorme aunque el voto joven parezca aminorarlo- y por más de 2 millones de votos logró lo impensable: ser presidente después de llevar poco en la vida política del país. 

Desde su capacidad para construir un equipo con funcionarios destacados como José Manuel Restrepo, Diego Molano, Fernando Ruiz, Daniel Oviedo, entre otros, cómo enfrentar la peor pandemia de la historia reciente y gobernar con una oposición feroz, enceguecida y obsesionada con el poder, pudimos ver en su personalidad rasgos fuertes de reflexión y raciocinio. El orden público tampoco lo descuidó y nuestras gloriosas fuerzas armadas dieron cuenta de delincuentes como el Paisa, Gentil Duarte, Romaña, Santrich, Otoniel y hasta lograron afectaciones muy importantes en la salud de Iván Márquez. 

El listado es interminable porque en el gobierno que termina muchos de aquellos enemigos de la institucionalidad, muchos hampones miembros de diferentes clanes dedicados al crimen fueron perseguidos y reducidos a la mínima expresión.

La gerencia que mostró Duque durante la pandemia fue impecable y reconocida internacionalmente. No desde la perspectiva de la izquierda europea que elevó a mártires a los guerrilleros de las FARC, sino con índices, estadísticas y pruebas irrefutables de los resultados obtenidos por Colombia frente a una situación compleja para la que nadie estaba preparado. 

Me queda sencillo hacer un ejercicio empático con el Presidente Duque, ya que -a escala menor- era yo al mismo tiempo el rector del Gimnasio del Norte de Valledupar; juntos, lideramos a nuestras comunidades para poder decir hoy que salimos victoriosos frente a tal adversidad. 

Haber impuesto el confinamiento en todo el territorio nacional durante varios meses, nos permitió de manera estratégica ganar tiempo para adquirir las unidades de cuidado intensivo para enfrentar el Covid-19. La política pública de salud, liderada por el Ministro Ruiz, permitió reducir de manera ostensible el número de muertes y el proceso de vacunación, criticado con sevicia por la izquierda, dio resultados extraordinarios en poco tiempo. 

En su mejor momento en las encuestas, producto del manejo de la pandemia, la izquierda se inventó los tales paros e instrumentalizó a una juventud carente de amor propio y de ganas de estudiar y trabajar, para tergiversar la realidad nacional, hacerla ver caótica y ganar la Presidencia. No falta sino recordar el video del señor Nelson Alarcón de FECODE, en el que quedaron claras las intenciones de unos facinerosos que sólo pusieron su interés personal por encima del de todos.

Ya Colombia recuperó los empleos que la pandemia desapareció y seguimos de largo, la economía está con vuelo de crucero, un gobierno de derecha se convirtió en el que mayor inversión social ha generado en la historia y por eso la Escuela de Gobierno de Oxford, por primera vez, invita a un latino a hacer parte de un fellowship para generar aportes transformacionales para el mundo; Duque trabajará con Angela Merkel y otros 2 líderes mundiales durante un año. ¡Mis respetos, presidente Duque!

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Jorge Eduardo Ávila: