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Mirar hacia adelante

En un ameno compartir de amigos columnistas, muy constructivamente alguien manifestó que, pese a los sobrecostos, maquilladas adiciones, errores de planificación y diseño y todos los yerros administrativos que se cometen cuando se manipula caprichosamente la gestión pública, debemos mirar hacia adelante y promover que la maltrecha infraestructura ya construida, cumpla con alguna función de la inicialmente publicitada.    

Plausible iniciativa cuando se trata de forjar espacios de reconciliación política, pero resulta que la contratación estatal debe ir direccionada a resolver específicamente una problemática social al menor costo posible, esto es eficacia y eficiencia. En los planes de desarrollo el impacto se mide con el cumplimiento de metas y es lo que diferencia la inversión pública del detrimento patrimonial, un contrato que ignora la satisfacción de una necesidad simplemente no pasa de ser un despilfarro.

Como sociedad civil tenemos que evaluar la inversión de nuestros recursos y no contentarnos con armatostes parciales que en un no corto plazo y con la inyección de más dinero, tal vez sirvan para lo que inicialmente se ‘planificaron’. Es la única forma de hacer efectiva una certera herramienta de control político como es la rendición de cuentas, que por cierto no son los ofrecimientos y mentiras a las que nos acostumbran los mandatarios de turno en una suntuosa ceremonia, sino el castigo o premio en las urnas a los poderosos que con todo tipo de herramientas se perpetúan en el poder.  

  Un ejemplo reciente de iniciativas conciliatorias va a ser la inauguración del Parque de la Vida, la cual se anuncia para el próximo 21 de octubre, luego de once meses de haberse cumplido el plazo inicial y haberle hecho una adición de 3.408 millones de pesos. 

Ya me imagino el desfile de zapatos y bolsos Louis Vuitton decorando la impecable escenografía, con personalidades de todos los pelambres legitimando el cómplice acto de resaltar los acabados arquitectónicos y pisos de mármol pinto, en una muy bien planeada estrategia de ponderar la belleza y relegar a un segundo plano los reales costos de una obra que se planeó como homenaje a las víctimas del conflicto, pero que al mismo tiempo nos hace víctimas a todos del desgreño administrativo con que aquí se ejecutan las obras.

Y así las demás construcciones públicas que han ocupado espacio en estas líneas. Colegios lindos pero que poco impactan la calidad educativa, plazas con sobrecostos y elementos poco amigables climáticamente, tanques de agua inoperantes, acueductos inconclusos, insostenible infraestructura cultural con desafortunada ubicación, es decir, la danza del cemento que equivocadamente convierten en el fin y no en el medio para traer bienestar a las comunidades.   

Entonces, consintiendo la iniciativa de mirar hacia adelante con estas maltrechas obras, es claro que, así como es inevitable aprovechar lo ya construido, también es imprescindible no perder de vista la eficacia en la inversión de nuestros dineros o evaluar la inconveniencia de implementar modernos diseños que vulneran nuestra riqueza histórica y cultural, por ejemplo. Fuerte abrazo.  

Por ANTONIO MARÍA ARAÚJO CALDERÓN

amaraujo3@hotmail.com

@antoniomariaA

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