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Mil metros de ignominia

Es falso que unos estemos en contra de los músicos vallenatos. Están pensando mal quienes en su afán de defender lo indefendible están cizañando impertinencias y odios contra unos por no estar de acuerdo con la construcción del mentado Centro Cultural de la Música Vallenata, cuya mega obra tendrá un costo mayor a los $140 mil millones.

Tampoco el gobernador Luis Alberto Monsalvo ni sus acérrimos inspiradores y subalternos deberían estar malquistos ni mucho menos ofendidos por las críticas de la ciudadanía, porque no están de acuerdo con la inmensa fortuna en una edificación museística, en donde serán guardados y exhibidos atuendos, música, escritos, grabaciones (audios y videos), fotos y hasta incruentos artículos y objetos de juglares vallenatos fallecidos y de actuales exponentes del folclor vallenato. Hasta pudieron pensar en un escenario menos oneroso.  

Lo que se afirma es que el escenario es por los cuatro puntos cardinales exagerado e impropio en un lugar en donde está el sector hospitalario. Mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan cuestionan la cuantía de $140 mil millones y estiman que aún faltan $10 mil millones más para otros menesteres de la misma obra.  

Incluso, mis consejeros presagian que la obra podría estar terminada para la tercera gobernación de Luis Alberto; es decir, dentro de siete años, aproximadamente.

Aquí no se trata solo del parabién de unos músicos ni de los más famosos, el temor es que esa obra se pueda convertir en una inversión súper poderosa e inoficiosa de nunca acabar, porque se discute que no será una caja registradora, sino otra carga para el erario público. 

Lo que está en discusión, repito, no es la obra museística para los músicos vallenatos. Aquí lo que se arguye es que a 1.000 metros de la Gobernación hay un hospital de segundo y tercer nivel cerrado y un Instituto de rehabilitación cerrado, porque les deben tres años de salarios. Es decir, que con $20 mil millones de los $140 mil millones se podrían sanear ambos centros hospitalarios. Son mil metros de vergüenza.  

Eso es lo que se discute: la prioridad, porque se entiende que salvar vidas le sirve más a la humanidad que montar alfombras rojas y museos con salón de fama, mientras que muchos músicos se están muriendo de hambre junto a sus familias, que no tienen cómo pagar salud y pensión, que sus instrumentos musicales los rematan por unos pesos. 

No es del todo cierto que directivos pregonen que la Sociedad de Autores y Compositores, Sayco, está amparando y defendiendo a los músicos vallenatos, porque para muchos la pobreza pulula en sus casas. Sayco debería estar más en defensa de todos los músicos.  

Hablan de “reactivación” del turismo en Valledupar, cuando aquí no hay reactivación, aquí lo que hay es que activar el turismo. Hace poco el presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio, José Luís Urón Márquez, dijo que “la reactivación sin plata es pura mentiras. Esto no es de buenas intenciones, de decretos, buena intención tiene todo el mundo de generar empleo”.  

Por lo tanto, la gallardía de un gobernante debe ser consensuar. Convenir algo por mayoría, inclusive antes de presentar a votación. La sociedad lo está recriminando y llamando a conciliar. Crea gobernador que si a usted le va bien, en concilio con los ciudadanos, se podrían superar muchos problemas de salud, educación y bienestar. Entonces, ahí sí aplicaría su eslogan de campaña que está en pleno furor político. Porque el gobernante se debe a las comunidades, es contrario a la tiranía.  Hasta la próxima semana.    

tíochiro@hotmail.com     

@tiochiro

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