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¿Mil doscientos armados?

 

Se anuncia que 1.200 guerrilleros serán parte de la Unidad Nacional de Protección y escoltarán a los jefes de las Farc. Si se considera que los guerrilleros desmovilizados serán cerca de siete mil (la cifra ha ido creciendo: se había hablado de menos de seis), estaríamos en que casi el 20 % de esa guerrilla seguirá armada, sin contar los comandantes y las disidencias vinculadas al narcotráfico y la minería ilegal. Esos 1.200 son un 30 % más que todo el M-19 que, cuando se desmovilizó, tenía 917 miembros. Esos guerrilleros harán “presencia” en las mismas áreas en que las Farc han sembrado terror por décadas. ¿Cuál será el impacto en esas poblaciones de ver aun armados a los guerrilleros que asesinaron, secuestraron y extorsionaron por décadas? El poder de intimidación de los fusiles no solo quedará intacto, sino que ahora tendrá bendición oficial.

Santos había dicho que “es mentira, absolutamente falso, que les vamos a dar un sueldo a los guerrilleros de 1.800.000 pesos. Todos los colombianos que ganan menos dicen ¿y nosotros qué? Ser bandido entonces paga”.  Pues no, no eran mentiras. Y si, con Santos sí paga.

Espero, en todo caso, que a esos 1.200 guerrilleros no se les pague el estipendio de casi 700 mil mensual establecido para todos los guerrilleros por dos años. Ni los diez millones adicionales pactados. Sería aún más inaceptable. Esas sumas tienen excusa solo para quienes no tengan empleo.

Como es inaceptable y peligrosísimo que otros más de cien guerrilleros hagan parte del área administrativa de esa Unidad de Protección, con acceso a información muy sensible de los distintos personajes nacionales a los que tiene por tarea cuidar esa Unidad.

No estoy diciendo que no deba haber algunos guerrilleros cumpliendo tareas de protección de sus comandantes. Pero deben ser pocos, no deberían estar en las áreas en las que antes delinquían, y deben ser parte de equipos mayoritariamente compuestos por miembros de la Fuerza Pública.

Muy grave también que no se vaya a recoger y guardar la información sustantiva de las armas que se supone que se entregarán y destruirán: el tipo y serial del arma, que permite establecer su origen, y las huellas helicoidales, que individualizan cada una de ellas. Cuando un revólver, una pistola o un fusil disparan, el tubo del cañón por donde sale la munición causa estrías en esa bala. Esas estrías son únicas e irrepetibles, como huellas dactilares. A través de análisis técnicos balísticos, hoy es posible establecer con exactitud el arma en particular que disparó una bala.

Se ha alegado que “la paz” exige sacrificar la justicia, pero que a cambio habrá verdad. No habrá verdad si no es posible establecer que arma fue usada para asesinar a alguien. Y eso no puede hacerse si se destruyen sin establecer su serie y sus huellas helicoidales.

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Rafael Nieto Loaiza: