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Mil días de recuerdos, rabia y dolor

Efraín y Ledis no dejan de recordar la dura historia del crimen de su hija, mientras aseguran que les han prometido ayuda pero todo quedó en promesas.

Efraín Acuña y Ledis Mola ya pasaron los 60 años de edad, y esperaban terminar su vejez en la casa que ellos mismos construyeron en 1971, en el barrio Edgardo Pupo, pero el 3 de abril de 2010 cuando los llamaron a decirles que su hija Silene Maria Acuña Mola, con 8 meses de embarazo,  había sido encontrada enterrada en la sala de una casa en Cundinamarca, los planes cambiaron.

“Vendimos la casa por los gastos que vinieron”, dice Efraín, un hombre de 62 años, mediana estatura y grandes manos por causa de su oficio fabricando bloques de arena, dinteles y concreto. Se refiere a todo lo que acarreó la muerte de su hija en Mosquera, Cundinamarca, y los traumatismos que generó la traída del cuerpo hasta Valledupar en abril de 2010.

Llegó de Plato, Magdalena en compañía Ledis, y con ella tuvo 6 hijos, entre ellos Silene. “Ella nació y creció en esa casa”, agrega Efraín y señala a su mujer y dice, “pero ella le cogió rabia a la casa porque los recuerdos no la dejaban”. 

Desde entonces viven arrendados en el último lote del barrio subnormal Francisco Javier, noroccidente de la ciudad, en compañía del hijo de Silene que hoy tiene 8 años y que presenció el asesinato de su madre a manos de Luis Giovanni Mosquera, su padrastro.

De ese tema jamás se volvió a hablar en la ciudad, sin embargo a ellos los buscaron constantemente desde Bogotá para entrevistarlos, y según cuentan, les prometieron que la vida les cambiaría después de aparecer en la televisión nacional, pero siguen viviendo en el rancho de la invasión “Francisco Javier”, y como pueden, mantienen el hogar conformado por ellos, incluido su nieto.

“Ella vivió en la casa hasta los 28 años cuando se fue para Bogotá”, dicen los padres de Silene. Hacen una pausa y recuerdan que desde su asesinato nunca más han vuelto a ver a la familia de Luis Giovani, el hombre que al parecer en medio de una discusión, la golpeo y asesinó, para luego enterrar el horror en la sala de su casa, ubicada en el barrio Provenir, de Mosquera.

Para Ledis Mola los recuerdos están vivos como el día en que Luis Giovani Mosquera la llamó a preguntarle si viajaría a Cundinamarca para acompañar el parto de Silene.

“El me llamó a preguntarme si yo siempre iba a atender a Silene, le dije, claro y estoy haciéndoles un dulce, y voy a comprar unos pescados para llevárselos, me dijo, está bien, pero cuando yo le pregunté, ¿y Silene? Él me dijo, ella está ahí en la casa y yo sentí no sé, una cosa dentro. Mi hija ya tenía 4 días de enterrada en la sala”.

En medio de sus lágrimas, Ledis Mola, dice que no sabe hace cuánto no visita la tumba de su hija, en una fosa doble. Sus lágrimas caen sobre la tumba de otra persona y hasta que esos restos no sean exhumados, los de su hija tampoco saldrán. Eso será hasta diciembre próximo, sin embargo, no tienen un lote propio para ubicar los restos de Silene.

Ledis también recuerda que Luis Giovani llevaba al hijo de Silene, de cinco años  a varios lugares para que no se alarmara por la ausencia de su madre.

Sin embargo el daño estaba hecho puesto que el niño fue de alguna manera, testigo del crimen, según aseguran sus abuelos.

Revelaciones

“El participó en eso”, dijo Ledis Mola, refiriéndose al hermano gemelo de Luis Giovani Mosquera, José Ignacio, y al crimen. Específicamente, ella segura que por narraciones del niño, quien fue testigo presencial de los hechos, ellos saben que el gemelo asistió a su hermano en la tarea de enterrar el cuerpo.

“El niño dijo a la sicóloga que su padrastro apretaba más y más el cuello de su mami hasta que ella se quedó dormidita en el suelo. El niño estaba escondido bajo unas sábanas.

Entonces se presentó nacho y le dijo, ¿mataste a Silene?, entonces entre los dos empezaron a enterrarla”, dijo Ledis Mola.

Efraín asegura que a Luis Giovani lo buscaban por cielo y tierra allá en Mosquera, Cundinamarca pero él ya estaba en Valledupar luego de que se halló el cadáver enterrado. “Yo le dije al CTI ese tipo está en Valledupar porque el día que me llamaron a avisarme yo fui a la casa de esa familia y los vi, me bajaron las cortinas enseguida. No confundo a los gemelos, yo los vi y el niño estaba ahí también”.

Sigue enterrada en tierra ajena

A Silene Acuña Mola de 30 años la encontraron debido a las sospechas de la propietaria del apartamento en el barrio Porvenir de Mosquera, Cundinamarca, cuando observó el piso de la sala levantado, y porque su mascota arañaba el cemento.

Silene y el bebé que llevaba en su vientre estaban enterrados ahí, en una casa ajena. Sus padres aseguran haber recibido todo el apoyo de las personerías, de Valledupar y Bogotá, así como el Defensor del Pueblo de la época, Agustín Flores, quien acompañó la entrega voluntaria de Luis Giovanni Mosquera, pero ella está enterrada en un lote arrendado del cementerio Jardines del Eccehomo al norte de Valledupar, y temen que pueda ser sacada de ese sitio en diciembre de este año.

“Está en una fosa ajena, debajo de otro cuerpo. Eso es costoso y no hemos podido tener el dinero para pisar un negocio. Según las cuentas ella estará hasta diciembre, porque para sacarla a ella hay que sacar al señor que está arriba”, dijo Ledis, quien agregó que, “tengo ganas de hablar con el Eccehomo a ver si me dan una espera porque me dieron una facilidad, de seis millones me lo dejaron en cuatro millones 250 mil, para pagar de a 21 cuotas de 200 mil mensual que no he podido llevar ni siquiera para pisar el negocio. En este lote pagamos 200 mil mensual pero nos atrasamos”.

El niño crece con sus abuelos

Sus abuelos dicen que es un niño inteligente, que aunque saben que tiene las ideas, a veces no dice mucho. Estudia en un colegio cercano.

Está con ellos desde el momento mismo del entierro de Silene y desde entonces se enfrentaron al padre del menor, quien a través de demanda pretendía quitar la custodia a los abuelos.

“Enterramos a su mamá el día de su cumpleaños, el 9 de abril, nos dijeron que cambiáramos la fecha pero para qué, lo que fue, fue”, dice la abuela.

Juega con otros niños, amigos y primos, que viven cerca a su casa. En medio de la entrevista llega del colegio junto con otros estudiantes, saluda y se sorprende al ver la visita.

Entra y se cambia de ropa y sale en el momento preciso en el que estamos viendo una gran cantidad de fotos que muestran la niñez y la adolescencia de su madre. 

“Hace 20 días me llamaron de Bogotá del programa que me entrevistaron, a decirme que el Gobernador del Cesar y la Primera Gestora, me  van a dar una ayuda, así dijeron del Personero”, dicen los abuelos del niño.

Alfonso Campo Martínez, Personero de Valledupar aseguró no conocer ninguna de estas cosas, tampoco comunicación alguna con él o la Gobernación del Cesar.

“Entonces para que nos engañan, nosotros quisiéramos que ustedes que se comunican con esas personas, hacer un llamado a Juan Teodoro, lo mismo a la doctora Laura, quien nos localizó. Nos dijeron que nuestra vida iba a cambiar la de nosotros y el niño sería diferente”, dijeron.

Agregaron que en el Bienestar Familiar les dijeron que si autorizaban que los grabaran desde la capital para un medio nacional, tendrían que darles un apoyo económico, pero no lo recibieron. “Es una injusticia, no deben abusar del dolor que uno tiene”.

Mientras tanto, en una cárcel del centro del país está recluido Luis Giovani Mosquera, condenado a 37 años de cárcel por un juez de Funza, Cundinamarca, tal vez pensando en el atroz crimen que cometió a finales de marzo, 2010, y todo lo que ha sucedido hasta hoy.

 

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