X

El Coliseo no quiere ‘morirse’

Hace 18 años fue inaugurado el Coliseo ‘Julio Monsalvo Castilla’ como uno de los escenarios deportivos más importantes del país, incluso de Latinoamérica, por su moderna arquitectura y estructura, que incluía un techo movible. Un escenario adecuado para competencias deportivas y espectáculos artísticos y culturales.

El objeto del Coliseo fue bien pensado. Con una capacidad para 9.500 personas era el sitio ideal para que los vallenatos y cesarenses pudieran desarrollar todo tipo de eventos, pero también con suficiente área para practicar las diferentes disciplinas deportivas y un amplio parqueadero.

Al inicio todo marchaba bien. Era una novedad ir al Coliseo y ser testigo de la apertura del moderno techo, que en las noches permitía observar las estrellas del cielo vallenato, convirtiéndose en el sitio más concurrido para toda clase de actos, incluso religiosos.

La intención de la administración departamental que consolidó su diseño y construcción fue buena, pero las siguientes se olvidaron de que era un escenario que debía recibir mantenimiento frecuente y no se ocuparon de este pequeño detalle, que año tras año llevó a la majestuosa estructura a sufrir deterioro.

En el 2005 le hicieron una reparación a la cubierta y desde esa fecha, después de ocho años, nada nuevo ha pasado. Los llamados de atención de entrenadores, de deportistas y comunidad no se han hecho esperar y desde hace más de dos años han hecho denuncias del peligro que significa entrar al Coliseo. Su techo, su silletería, sus baños, el área administrativa, se está se está cayendo a pedazos.

EL PILÓN conoció que fue abierta una invitación pública por parte de la Gobernación del Cesar (www.contratos.gov.co) con el fin de hacer una “revisión estructural y mecánica para el diagnóstico técnico-económico del estado electromecánico y estructural de la cubierta del Coliseo”.

Es decir, es un contrato para conocer en detalle cuáles son los daños, qué reparaciones requiere y cuál es su valor, para luego sí entrar a otro proceso de contratación que permita hacer las reparaciones respectivas.

Mientras esto sucede, el sol y la lluvia siguen haciendo estragos, y la resistencia del ‘Julio Monsalvo’ sigue menguando y cede ante el oxido, la humedad, las grietas y la visita constante de delincuentes que han tomado sus instalaciones y alrededores como guarida.

El Coliseo se niega a ‘morir’. Los vallenatos no deben permitir que se caiga este importante escenario. No es justo con la ciudad.  

Categories: Editorial
Periodista: