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Miguel Aroca se va a administrar ternura

“Administrar ternura” es el nuevo oficio de Miguel Aroca Yepes, el periodista que durante 39 años estuvo en los micrófonos de Radio Guatapurí y La Voz del Cañaguate, quien decidió pensionarse y hacerle caso a sus hijos que le recomendaron que se fuera a la casa a descansar.

Dejar la labor que inició muy joven en su natal La Paz, no es fácil, por eso le está pidiendo a Dios fortaleza, para llevar lo que él llama trance, al estar entre dos caminos: uno el de irse a descansar y disfrutar de su familia en un ambiente más calmado, y otro el tener que dejar su pasión, su vida durante 39 años.

Miguel Aroca Yepes deja el periodismo después de 39 años de estar detrás de los micrófonos.

Radio Guatapurí, la emisora a la que llegó un día como corresponsal lo despidió con una cena y allí sus lágrimas estuvieron a punto de correr por sus mejillas, cuando Andrés Alfredo Molina Araújo, director del medio, le daba las palabras de agradecimiento.

De pronto y en medio de ese cúmulo de sentimientos por dejar lo que tanto ha amado, Andrés Alfredo lo volvió a la vida al pedirle que el nueve de marzo, los acompañara en el cubrimiento especial de las elecciones al Congreso, volvió a renacer sin duda.

Su gusto por el periodismo empezó haciendo la corresponsalía desde La Paz para Radio Guatapurí, labor en la que estuvo por cuatro años, pero Edgardo Gutiérrez Acosta, fundador de La Voz del Cañaguate, se interesó por su redacción y lo llamó.

Radio Guatapurí y La Voz del Cañaguate fue las dos emisoras en las que estuvo.

El compromiso en La Voz del Cañaguate era mayor, “debía trabajar de tiempo completo, hacer reportería, buscar la noticia, redactarla y emitirla. Cuando empecé fue duro”, recordó con nostalgia.

De sus inicios recuerda a Carlos Alberto Atehortúa, “fue quién me dio la mano y me dijo que hiciera lo que pudiera, que siguiera, que no me forzara” y así siguió durante seis años en La Voz del Cañahuate. Tiempo después lo llamaron de nuevo de Radio Guatapurí para renovar lo que en esa época llamaron ‘el póquer de ases’. La Planilla no podría ser mejor: Gustavo Cuello Díaz, Beder Guerra Gutiérrez y Luís Mendoza Sierra, hacían parte del selecto grupo.

Desde siempre le gustó la actividad periodística y a través de la corresponsalía visionó el camino. Estudió Periodismo para el desarrollo en el Sena a través de módulos y aún hoy quiere entrar a estudiar a la Universidad Abierta y A Distancia, UNAD para profesionalizarse.

Fue alcalde de La Paz durante un mes y ya era periodista. También se desempeñó como pagador del Colegio Ciro Pupo Martínez, y ahí, aprovechaba la máquina de escribir para hacer sus cuartillas que después traía personalmente a Radio Guatapurí, pues en esa época no existían los adelantos tecnológicos del fax, los correos electrónicos, el teléfono o el celular.

El caminante de la noticia, como es conocido entre sus colegas, nunca sintió dificultades en su actividad periodística. Cubrió siempre la fuente judicial y jurídica y no había un solo juez o fiscal que no lo conociera. Aprendió de leyes, sentencias y procesos y fácilmente lo podían confundir con un abogado por su amplio conocimiento del tema. Fue un referente en la rama judicial y muchos de sus colegas jóvenes lo buscaban para que él les facilitara el acceso a algún fallo, “porque es que a Migue si se lo facilitan”.

Dejar el periodismo no es nada fácil para este hombre acostumbrado a levantarse todos los días a las tres de la mañana, para estar listo a las cuatro de la mañana, cuando el taxi lo recogía y estar a las 4:30 en Radio Guatapurí redactando noticias de última hora.
Ahora su única preocupación es no saber qué hacer y eso sí que lo tiene pensativo, nostálgico, triste.

Se encuentra escribiendo el libro “Contrastes y Vivencias” que cuenta un poco su experiencia y paso por la vida, lo cotidiano que observa en la comarca y el contraste entre la buena y mala noticia, y en lo personal, administrar ternura a través de la crianza de los nietos.

Dice impetuosos, que la vida se resume en la filosofía popular, y eso lo encontró en los libros, de los que recomienda hay “que leer muchos, pero pocos libros”, para que éstos sean bien leídos y por eso acude a ese secreto. Con agradecimiento profundo expresa haber aprendido de todos sus compañeros, especialmente de los directores que ha tenido Radio Guatapurí.

Este hombre de radio hizo estudios de Agronomía en la Universidad del Magdalena y después pasó al ITUSE (Instituto Tecnológico del Cesar) matriz de la Universidad Popular del Cesar, y ahí continuó con Tecnología Agropecuaria, pero nunca ejerció, “por eso, decía Edgardo Mendoza (locutor y abogado), Migue pasó de capturar insectos, a capturar noticias”, dijo con nostalgia.

Se lleva clavado en el corazón sus fuentes, sus amigos, sus recuerdos y experiencias. Dice sentir un desarraigo completo que se ve contrastada con la alegría que le permite Dios de acceder a una pensión de jubilación, pero dejando el trabajo de toda una vida. Pero también se lleva la satisfacción del deber cumplido y fue precisamente en la última edición de los Premios Sirena Vallenata, en donde se le reconoció su excelente trabajo, y fue galardonado con la distinción a la “Vida y Obra de un periodista Guzmán Quintero Torres” que le otorgó el Círculo de Periodistas de Valledupar, CPV, el más alto reconocimiento otorgado por el gremio de comunicadores de la región.

“A veces me pongo a caminar y en el pensamiento devuelvo el casette. Me siento en un callejón sin salida y bastante apabullado, mientras le pido a Dios que me dé fortalezas para salir de este trance” aseguró Migue, por lo difícil que es dejar esta labor.

Mientras pasa el proceso de la nostalgia, cumplirá un último compromiso al lado de sus compañeros. “Andrés Molina me dijo que me iba a necesitar el 9 de marzo, y me devolvió la vida” expresó feliz Migue.

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