Somos una región, y tal vez un país, donde la oralidad manda, camina, provoca, desboca, olvida, aplaude, aprueba y desaprueba en cosas de segundos. De momentos. Basta escuchar en cualquier parte una historia para contarla en otras con nuestra cosecha, le agregamos algo nuestro que va cogiendo camino en cada esquina, somos una región donde el boca a boca asusta, previene y mantiene alertas a mucha gente. Cuando llegaron las redes, aquí estábamos enredados hace rato.
Muchas veces demoramos esperando a alguien para explicarnos alguna cosa, laboral o de proyectos y nunca tiene tiempo, pero si le decimos saber unos chismes calientes de los cuales quedará sorprendido, lo tenemos al instante, así somos. Los analistas de prensa saben que las secciones de prensa rosa son las preferidas, luego las caricaturas, mientras los editoriales pueden esperar, son conceptos complejos, muchas veces sin remedio o con remedio conocido, algunos utópicos, ilusos, futuristas, pero la realidad nuestra, sea vallenata o nacional, nos lleva a otras cosas. Que luego nos dejan en peor situación pero eso es otra vaina.
Las religiones aparecen con más fortaleza en tiempos de crisis, y claro con mentes débiles es más fácil llevarlas a cualquier decisión, sin pensar en sus consecuencias. En estos días un pastor en el departamento del Atlántico tenía o tiene convencidos a un grupo para la resurrección de Jesús, en forma exclusiva y secreta, creo por el momento evitaron algo doloroso, pero aún tememos algo raro puede ocurrir. Pendientes.
La humanidad siempre ha creído en cosas que no ve, ni ha visto, su mente está hecha para soñar en cosas imposibles, pero la fe- dicen- mueve montañas, sin embargo las montañas siguen ahí desde el Big Bang del que hablan los científicos.
La gente sabe cómo nos utiliza la otra gente, vemos en cada semáforo cientos de personas pidiendo algo, con niños presentes, y te mandas bendiciones como arena, ni ellos creen, pero creen que tú sí crees, ni preguntan si eres religioso, o no, ellos tampoco esperan que les preguntes.
Ahora ya están pasando de moda los expertos en vacunas, es decir epidemiólogos, científicos, infectólogos, alergólogos, científicos de todos los virus habidos y futuros, por el momento dieron paso- y de qué manera- a los opositores de las vacunas, ahora con fecha presidencial anunciada. Que las vacunas son para robarte los genes, para saber tus enfermedades, que lleva un chip con los datos desde tu número de móvil, hasta los videos, fotos, conversaciones que mandas o recibes durante los diez años siguientes y los quince venideros, mejor dicho tu vida. Y lo peor, una gran masa lo cree, lo repite, lo comprueba, lo reconoce y tiene mil ejemplos para contarte.
Y claro, cuentan que en Turquía murió una joven de 17 luego de vacunarse; en Lisboa, un matrimonio no pudo tener hijos después de vacunarse; en Pakistán todos los estudiantes de un colegio jamás recuperaron el habla; y en Brasil unos indígenas vacunados a la fuerza por el gobierno murieron todos, luego de irse a sus pueblos en la selva. Y lo mejor, un montón cree todo. Y hasta más.
Cuando vino la Aspirina hace muchos años, todos tomaron y sí sigue siendo confiable; con el viagra nadie preguntó nada, ahora cada mañana venden remedios para hombres y mujeres con algún grado de tibiedad y compran por toneladas, en cambio, ya hay grupos reacios para la vacuna contra el covid-19. Vea usted. ¿Será que leyeron Tiempos recios, de Vargas Llosa? Tiene que ver la historia del banano, por si las moscas…
Pesares: Toño Sagbini hizo su aporte a la cultura difusora del vallenato, apoyando artistas y espacios musicales, hoy nos deja. Jorge Oñate sigue en su lucha por la vida, después de su gloriosa lucha folclórica por el vallenato de tantos momentos alegres. Valores nuestros que valoramos nosotros…