En 1997 coincidí en el Ministerio del Medio Ambiente con la entonces ministra alemana Angela Merkel, designada por Helmut Kolh, después de haber sido ministra de Familia cuatro años.
Tenía gran interés en Colombia por ser el país más megabiodiverso del mundo. Impulsó, a través de la ‘Organización Alemana para el desarrollo GTZ’, el proceso para recuperar los manglares destruidos de la Ciénaga grande de Santa Marta. También, organizamos con ella un foro sobre la ‘Biodiversidad de Colombia’ en Bonn, el 14 y 15 de noviembre de 1997, con participación de las principales instituciones académicas y científicas de Alemania y Colombia. Ella dirigió directamente el evento demostrando conocimiento de nuestra biodiversidad.
Tengo una anécdota muy emotiva con ella. Con su trato cálido y directo me invitó a un recorrido para mostrarme la perfección lograda por Alemania en materia de recolección, reciclaje y reutilización de basuras. Me retó a reconocer en una vía dónde quedaba el botadero o disposición final de basuras de Bonn. Pasamos dos veces por el sitio y no logré identificarlo porque la recolección de basuras de Bonn era tan perfecta que solo llegaba al botadero final un 11 % de la basura, y parecía una fábrica nítida y limpia. Qué contraste con nuestra recolección.
El mundo la recordará por su gran habilidad para arbitrar disputas entre los Estados miembros de la Unión Europea y por consolidar su Mercado Común a pesar de las profundas dificultades económicas internas. Logró fortalecer la Unión Europea aún después de la inexplicable salida del Reino Unido, aunque en la realidad los alemanes están cansados de soportar el proceso sobre sus hombros. Sin embargo, expresan más fe en este sistema político que los franceses, y es muy difícil que Alemania salga del bloque aunque estén en manos de un partido euroescéptico.
A pesar de las dificultades durante el manejo de la pandemia que le achacaron a la Merkel, los alemanes muestran mucha confianza en ella.
Apoyó al presidente Macron para que la Unión Europea convocara una cumbre con el presidente Vladimir Putin para construir una postura firme con respecto a Rusia, y evitar así la división en Europa, que ya se siente, similar a los bloques de la Guerra Fría.
Será recordada por la legalización del matrimonio igualitario y sus muy importantes logros económicos y en las condiciones sociales. Gracias a su estoicismo y manejo frugal de la economía alcanzaron los recursos para impulsar la economía con un auge especial hacia la globalización y a las exportaciones alemanas en especial al inmenso mercado de la China. Logró importantes resultados económicos como la disminución del desempleo a menos de un 15 % y una balanza comercial con un excedente de más de U$240 mil millones, una fortaleza económica sin antecedentes.
Siguió con grandeza el legado, difícil de igualar, de Helmut Kolh, pero decidió no trabajar su sexta reelección y renunció a esa posibilidad después de dieciséis años de gobierno, poniendo fin a la ‘Era Merkel’.
Supo manejar las dificultades con Estados Unidos que ocasionaba el estilo populista y tormentoso de Donald Trump. Fue la más europeísta en tiempos de desintegración y trabajó para lograr una gran armonía a pesar de fracasos en Ucrania y la invasión rusa a Crimea.
Mientras el mundo entero la recordará por sus excelentes resultados, yo aquí en Colombia la recordaré por el cariñoso apoyo al estudio y recuperación real de la flora y fauna de Colombia. Nos enseñó que los alemanes admiran la exuberancia y magnitud de nuestra megabiodiversidad y la fantasía de nuestros suelos. Esa es mi Ángela Merkel.