El urumitero, José María ‘Chema’ Ramos Rodríguez, en 1977 cuando tenía 28 años fue elegido el décimo Rey del Festival de la Leyenda Vallenata, con la trascendental resonancia de ser, hasta entonces (desde 1968), el acordeonero más joven de música vallenata tradicional en lograr tan anhelada consagración.
Personalmente, conocí al famoso acordeonero el día que su hijo Eduard también acordeonero tuvo un accidente de tránsito vehicular en la entrada de Urumita (no recuerdo la fecha), yo era el cirujano de turno en el Hospital Rosario Pumarejo de López de Valledupar, cuando llegué a examinar a Eduard, ‘Chema’ Ramos muy angustiado me dice “Doctor Romero, es mi hijo que está muy mal herido, por favor, se lo suplico, haga todo lo posible para salvarlo”. Después de examinarlo, le dije que confiara en que haría todo lo posible y que le rogara a Dios por la salvación de su hijo. Inmediatamente lo operé y le reparé varios órganos intraabdominales afectados, con posoperatorio satisfactorio y resultado final exitoso.
‘Chema’ Ramos, cuando su hijo salió del hospital me manifestó su agradecimiento y me enfatizó que siempre sería mi amigo incondicional, y que quedaba a mis órdenes para complacerme tocando su acordeón en fiesta o parranda. Le devolví las gracias por su cordial y amplia generosidad, típica característica (valga la redundancia) de la gente humilde y noble.
En 1999, ‘Chema’ Ramos con su conjunto musical fue el animador principal de la celebración de mis 20 años de aniversario de bodas, la cual terminó con una agradable parranda como regalo de gratitud. Una vez, no recuerdo si antes o después de la fiesta de aniversario de bodas, nos encontramos en uno de los eventos públicos que se realizan en Valledupar en ocasión del Festival Vallenato. ‘Chema’ era uno de los acordeoneros participantes, no se me olvida que ‘Chema’ estaba tocando en la mesa donde estaba el Curador Urbano, Augusto Orozco Sánchez, al evento llegué con mi esposa y varios amigos visitantes que siempre se alojan en mi casa en época del festival, cuando ‘Chema’ nos vio se vino para nuestra mesa y llamó a sus compañeros del conjunto musical, Augusto Orozco Sánchez, se le acercó a reclamarle, ‘Chema’, con suma amabilidad le responde “yo me quedo tocándole al doctor Romero y a sus amigos”.
En diciembre de 2018 me encontré con ‘Chema’ en el Hotel Sicarare, cuando la agrupación musical ‘Los Juglares Vallenatos’ (conformado por la Casa de la Cultura de Valledupar) amenizaba la entrega anual de Los premios de la Revista Grama. Nos saludamos efusivamente y lo invité, para que el día siguiente por la tarde fuera a mi casa a complacerme con su acordeón. Puntualmente llegó a mi residencia, con su hijo Eduard, un cantante guacharaquero y un cajero.
A esa parranda solo asistieron los urumiteros Cristóbal Farfán, su hija María del Pilar, esposa de mi hijo cardiólogo hemodinamista, el exmagistrado del Tribunal Administrativo del Cesar, Ramiro Alfredo Larrazábal y su hijo José Antonio Larrazábal, también mi esposa y mis otros hijos. De veras pasamos una tarde inolvidable con el deleite de la nota musical del magistral acordeonero ‘Chema’ Ramos, fallecido el pasado 25 de septiembre.
Mis sentidas condolencias para su esposa Emilda Navarro, sus hijos José María Junior (33° Rey Vallenato en el año 2000), Eduard, José Roberto, José José, Yalil José, José Mario, José Alejandro y María José, nietos y demás descendientes. Dios los fortalezca por la ausencia física del tan querido ‘Chema’ Ramos, ícono inmemorial de la música vallenata y paradigma en su natal Urumita.