Es recurrente escuchar que los habitantes de Bogotá carecen de sentido de pertenencia con la ciudad, entre tanto de los antioqueños se dice que son una raza distinta y pujante. Ambos casos a mi modo de ver son mitos porque no tienen comprobación científica, y constituyen estereotipos para estigmatizar y profundizar el deplorable regionalismo que a menudo florece en nuestra sociedad.
En lo que no tengo duda con relación a la proyección de Medellín como ciudad, es en la visión de su dirigencia para construirla. El próximo 30 de noviembre los paisas conmemorarán dos décadas de servicio del Metro, proyecto que estuvo cerca de convertirse en un elefante blanco, en principio se pensó que el metro de Medellín costaría 1.050 millones de dólares, pero el precio se duplicó.
En Medellín en agosto de 2004 se puso en funcionamiento el Metrocable del nororiente, tiene 2,7 kilómetros de extensión, cubre 11 barrios de las comunas 1 y 2 y moviliza 18.000 pasajeros al día en promedio, en su construcción fueron invertidos cerca de 68 mil millones de pesos. La línea recibió la extensión del Cable Arví, con 4,62 kilómetros, para llegar al corregimiento de Santa Elena, posteriormente fue construida la línea para el suroccidente (comunas 7 y 13 (corregimientos de San Cristóbal, Pajarito y sector de Nuevo Occidente), tiene 2,79 kilómetros y transporta 7.500 usuarios.
La capital de Antioquia reinauguró el pasado jueves 15 de octubre el Tranvía de Ayacucho, la construcción tardó dos años y costó 300 millones de dólares. Antes de hacer reminiscencia de los proyectos en referencia, fui advertido sobre algunos aspectos inverosímiles que han motivado demandas. No tengo evidencias para sustentar ni controvertir la advertencia, sin embargo, lo que pretendo resaltar se refiere a la determinación y decisión de los gobernantes, para trabajar en virtud de la encomienda entregada por la ciudadanía a través de la implementación de los planes programas y proyectos durante la ejecución del gobierno. Allí yace la verdad de los gobiernos, esa es la única forma de certificar la voluntad popular y sirve para probar lo que considero como mito.
En la determinación del gobernante está implícito el crecimiento y desarrollo de los pueblos; indudablemente los encargados de dirigir la ciudad de Bogotá durante los últimos 72 años, son los principales responsables de que la denominada Atenas latinoamericana no cuente con el Metro como esquema de transporte, así mismo en Barranquilla, que pese al crecimiento en infraestructura, cada vez que llueve parece una ciudad incipiente.
Valledupar no está exenta, el Sistema Estratégico de Transporte Público presagiaba el proyecto de mayor envergadura de los últimos 20 años en la ciudad, su implementación suponía la construcción de 17 kilómetros de vías nuevas y la rehabilitación de 9 kilómetros de la malla vial, la habilitación de 17 Kilómetros de ciclo rutas, paraderos y la rehabilitación de 9 kilómetros de espacio público, lo realizado hasta hoy es un remedo, no obstante, al empeño del gremio y las obras realizadas por el actual gobierno.
En Colombia tenemos lecciones aprendidas para replicar, es menester voluntad política. Desde esta tribuna felicitaciones al pueblo antioqueño.
@LuchoDiaz12
Por Luis Elquis Díaz