Estos meses iniciaron con un run run hace rato, serán de política, esa ciencia antigua, humana, interesante y útil para la sociedad, hasta que la volvieron politiquería. De los partidos tradicionales, rojos y verdes en el caso colombiano se formó una oscura manta de remiendos y nuevos nombres que al mezclarlos resulta una mancha de color imposible, recordando al viejo novelista Fernando Soto Aparicio en aquella obra de los años felices, “Después empezará la madrugada” leída en viejo y noble colegio Loperena, que a decir verdad sigue en buenas manos rectorales.
Pero la madrugada en este caso comenzó temprano, para algunos tarde, en diciembre llegaron los primeros indicios y reunioncillas electorales, a escondida de esos pedidores de aguinaldos por parte de los futuros votantes, hoy finales de febrero, con sobrantes cupos en los colegios y los textos tienen un precio asequible comparado con los obligatorios de antes, donde una sola editorial dominaba el mercado con la complicidad de los dirigentes educativos, que iniciaba con el secretario del ramo, rectores y coordinadores de los que sea. La cartilla es “Pepe escribe” ordenaban.
Aún quedan vicios en el sistema educativo, cambiar rectoría, o subir del escalafón o categoría tiene un costo no legal, sino tramposo, secreto y costoso. Eso es otro negociazo sempiterno y oscuro que sigue tan vivo como la mapaná. Hoy la educación para quienes son especialistas, incluso primíparas en temas de aulas, es distinta, las corrientes de los pedagogos, están a un clic de cada alumno, tienen el mundo en sus manos, pero muy pocos saben utilizar esa herramienta del conocimiento masivo llamada internet. ¡Los teléfonos inteligentes los cargan los más brutos!
Pero no cambiemos de tema, la cosa es política. Hoy hay más candidatos que electores, más partidos que ideologías, más corrientes internas que en el mar, o las del aire, donde sólo los expertos gallinazos nuestros, para poner un ejemplo visible saben utilizar y desde allá mirar donde encuentran su alimento a punto de putrefacción. Y caen en perfecta posición.
Ahora con los Movimiento significativo de ciudadanos se está volviendo una recochita, que terminara desnaturalizando el tema. Nadie quiere ser Liberal, Conservador, Cambio Radical, Verde, ni menos del Partido de la U, encanto de antes, donde hasta las sirenas dueñas de ese viejo oficio de encantadoras marineras, quedaron por fuera del paquete, como algunas EPS con la Reforma a la salud. Y hablando de partidos… ¡Ni para mencionar el Centro Democrático, ahí sí que menos! Pero tranquilos ya nacerán nuevos partidos con otros nombres y los mismos dueños.
Los jóvenes al poder, en el caso vallenato, huele más a desastres e improvisaciones, que a triunfos, pero toca escuchar a los bravos muchachos con ideas renovadoras y fotos bonitas para los afiches y los bailes, para que mirar el Concejo, de donde provienen los dos últimos, ahí tampoco encontramos una sola golondrina rescatable para el primer cargo del municipio. Debe aparecer un hombre experimentado, una mujer inteligente y conocedora, algún muchacho fuera de serie capaz de causar el entusiasmo que pregonaba el telepresentador Jorge Barón, hoy también olvidado.
Cerremos el tema con reconocer que carecemos de educación política hace muchas décadas, y ninguno está dispuesto a esa tarea de despertar cerebros, caminos, senderos y posibilidades.
Posiblemente ganará quien reparta mejor las golosinas, quien finja mejor las sonrisas, quien abrace mejor los caprichos y quien muestre los dientes con sonrisas postizas para incautos. Necesitamos gente seria, porque estamos en serios problemas solucionables con expertos comprobados y no encantadores de serpientes. Ya sabemos bastante de venenos.
@edgardomendozag
Por Tiro de chorro/ Edgardo Mendoza Guerra