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Mesura con el POT

En marzo del 2014 la Unión temporal POT 2013, firma consultora escogida para la revisión del Plan de Ordenamiento Territorial de Valledupar, inició el diagnóstico que mostraría la ruta que debe seguir la ciudad en los próximos 20 años.

Después del diagnóstico vinieron las jornadas de socialización, que fueron bastante criticadas por lo poco visibles ante la comunidad o por lo menos ante los sectores que se supone deben ayudar a la construcción de una visión de ciudad. Sin embargo, el POT siguió su curso, la firma consultora lo presentó a la Administración Municipal y esta se lo pasó al Consejo Territorial de Planeación integrado por los sectores claves de la ciudadanía (gremios, profesionales, líderes comunitarios).

Hoy el documento que entregó la consultoría está en manos de los 16 miembros del Consejo Territorial de Planeación que deben a más tardar el próximo lunes, presentar las sugerencias, observaciones o recomendaciones para que el POT siga su camino o haga un pare para ajustar lo que sea necesario.
La carrera trae cansancio. La construcción de la ciudad que queremos tener en las próximas dos décadas no debe hacerse a la carrera, para cumplir con unos tiempos, sin tener en cuenta la realidad del mismo municipio y del entorno.

De hecho el POT comenzó atrasado, si se tiene en cuenta lo que dice el Decreto 4002 de 2004, que reglamenta los artículos 15 y 28 de la Ley 388 de 1997: “Los Concejos municipales o distritales, por iniciativa del alcalde y en el comienzo del período constitucional de este, podrán revisar y ajustar los contenidos de largo, mediano o corto plazo de los Planes de Ordenamiento Territorial, siempre y cuando haya vencido el término de vigencia de cada uno de ellos, según lo establecido en dichos planes”.

Los tiempos en este caso no son el punto neurálgico, sino lo que está quedando incluido en el documento. ¿En realidad si está pensada la ciudad con base en la proyección que tiene Valledupar? La timidez de este POT no es un secreto, muchos expertos lo han explicado ampliamente, y el temor de que se apruebe un Plan de Ordenamiento Territorial escuálido, poco futurista, toma más importancia ahora cuando está en las manos de los consejeros territoriales.

Este cuerpo colegiado debe saber la gran responsabilidad que tiene, no es solo leer el extenso documento y firmar para que el alcalde Fredys Socarrás quede contento y lo presente al Concejo Municipal. La responsabilidad es mayúscula. El Consejo Territorial de Planeación tiene dos opciones: una, avalar el documento tal cual está, o dos, concluir que debe revisarse y trabajar más la visión de ciudad. No sería el primer municipio que deba revisar un diagnóstico, así le pasó a Bogotá en el 2013.

El POT debe abordarse con mesura. Los concejales deben recibir un documento coherente con lo que tenemos y queremos en Valledupar. Si no es así, la ciudad seguirá sumida en el caos y el desorden en las áreas de movilidad, servicios públicos, densificación, vías y control ambiental.

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