Nuestro amor por la Naturaleza
Por: * Hernán Maestre Martínez
Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
Por todas partes yo veo
Muchos árboles talados
Quedando el paisaje feo
Con el monte descumbrado
De la anterior manera termina un l capítulo de un libro que publicamos en el año 2001, del cual nos permitimos recabar para despertar el amor por nuestra naturaleza.
“Nuestra actitud frente a la naturaleza presenta características de saqueo y despojo de sus eslabones, como quien dice, es una verdadera violación en la medida en que cortamos sin control los árboles, que explotamos los recursos minerales, contaminamos el agua, la tierra, el aire y otros recursos sin detenernos a pensar en el futuro. Solo vivimos el momento o el presente, lo que equivale estar frente a un clásico desarrollo sostenido y este es un comportamiento o actuación de quien viola.
Otra es la posición de seducción, la cual es más sofisticada, debido a que tiene un ámbito más amplio. Cuando logramos mejores maneras de deshacernos de los desechos, de reparar parte del daño causado a nuestros entornos urbanos, suburbanos y rurales, cuando protegemos los parques y otros centros de recreación podemos ubicarnos en la categoría de seductor, y además esta posición, nos amplía el horizonte en el tiempo.
El hombre debe aprender a amar el ecosistema del cual hace parte; debe planificar el uso de los recursos pensando en las generaciones futuras ( desarrollo sostenible). Su respeto y aprecio por el ambiente debe ser tal que lo impulse a mejorarlo. Con esa formación, educación y amor, entonces su horizonte respecto de la naturaleza será de amor verdadero. Con el derecho a la propiedad privada, el hombre no es el amo absoluto de la porción de tierra, él es dueño entre comillas, porque los derechos de propiedad otorgan a las personas el derecho a utilizar la propiedad de cierta manera. En realidad nunca se es verdaderamente propietario de nada; solo se adquiere el derecho a utilizar, ¿será que estamos respetando las leyes de la naturaleza?, la propiedad privada llevó al hombre a creer que era dueño y señor del espacio que tenía cercado. Una persona o una familia puede ser “dueña“ de una casa, esa condición le otorga el derecho de vivir en ella, pero de ninguna manera tiene facultades o derecho de incendiarla y porque esa actitud es contraria y violatoria de las leyes.
Lo anterior nos pone en la dirección de otra pregunta ¿si el hombre fuera bien formado, educado y tuviera amor por la naturaleza, actuaría como violador?
La naturaleza como verdadera y única madre de todos los habitantes del Planeta Tierra, y en vista del mal comportamiento de sus hijos, ha enviado continuos S.O.S., en donde ruega no le sigan infligiendo más ultraje sus violadores ya que de no atender su llamado permanente a que cesen estas acciones, no tiene otra alternativa que indeflectiblemente será la muerte, por falta de entendimiento a lo que ella representa como madre, es decir, moriría de tristeza por desamor.
Esto lo hace la tierra porque ella es un ser vivo, ya nosotros lo sabemos, y como tal posee sus propios ritmos su propio orden interior, su propia intuición y, en fin, sus propios ciclos, y a la manera de los humanos también posee sus miedos, sus angustias y sus furias y por sobre todo, posee un capacidad de amar que se traduce en la calidad de vida que nos brinda.
Si aprendemos esta lección, creemos que es posible coexistir, esta coexistencia que se urge, daría margen para la conservación ecológica y generaría alternativas económicas de producción sana y limpia. A esto es a lo que llamamos Desarrollo Sostenible
Nota: Los puntos de vista aquí expresados, no representan ni pueden atribuirse a la entidad para la cual laboramos.
*Especialista en Gestión Ambiental