Por: Indalecio Dangond
Ante la actual situación de crisis productiva por causa de la ola invernal, y en respuesta a las peticiones de los gremios de la producción agraria de inyectar liquidez al sistema y facilitar la refinanciación de la deuda existente del sector, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural viene adoptando, a través del Banco Agrario, unas medidas para facilitar y agilizar los créditos al productor.
Esto está bien, pero no es suficiente. Aquí debemos ir pensando en crear varias Mesas de Trabajo con expertos del sector, entre ellas, la destinada a estudiar la adopción de los instrumentos apropiados para mejorar la situación financiera del sector agrario.
La financiación del sector agrario por parte de las entidades de crédito es un elemento clave en el desarrollo de este sector estratégico de la economía Colombiana. El acceso al capital es el impulso necesario para el correcto desarrollo de los factores trabajo y tecnología, cuya competitividad influye decisivamente en el progreso del negocio agrario. Es por ello que se hace necesario elaborar un plan de medidas para mejorar, en estos complicados momentos desde el punto de vista financiero, el acceso al crédito por parte de los agricultores y ganaderos. Los objetivos de este plan deben apuntar a facilitar al sector agrario el acceso a la financiación pública y privada, inyectar liquidez para la dotación de capital circulante en dichos sectores y mejorar las condiciones crediticias.
El sistema de crédito agropecuario, creado mediante la ley 16 de 1.990, necesita una restructuración urgente, o cómo explicar que después de 20 años de aplicaciones de recursos en crédito rural, incentivos a la producción, seguros de cosechas, coberturas cambiarias, tasas preferenciales y garantías de créditos entre otros, no se haya cubierto al menos el 5% del requerido de financiación de la producción agropecuaria. Es preocupante que, en lo corrido del año, se haya reducido la colocación de créditos en más de cien mil millones de pesos y para colmo de males, llama mucho la atención, que Finagro tenga alrededor de 800 mil millones de pesos en inversiones financieras de bajísima rentabilidad en bancos que ni siquiera son sus propios accionistas y en especial, entidades que no han tenido ningún compromiso de financiamiento con el sector agropecuario.
Se nota el poco compromiso de muchos intermediarios financieros al preferir comprar Títulos de Desarrollo Agropecuario a una tasa del DTF –2, pudiendo colocar esos recursos en el sector agrario a una tasa de interés del DTF+5. Para que tenga un referente, de 35 intermediarios financieros que hay en Colombia, cinco bancos (Agrario, BBVA, Santander, Davivienda y Bancolombia) colocan el 81% del crédito al sector agropecuario.
No hay duda que al ministro Juan Camilo Restrepo le toco bailar con la más fea, además de los escándalos de corrupción del programa AIS, le toca lidiar con el problema de la revaluación y los siniestros de la ola invernal. Es aquí donde se demanda el ingenio y la creatividad para implementar instrumentos que le den oxigeno a los productores para cumplir con las obligaciones de crédito y les ayude a recuperar sus producciones agropecuarias.
Es hora de buscar otras alternativas de fondeo de recursos para el sector. ¿Por qué no aprovechar, por ejemplo, los créditos con tasas bajas de la banca multilateral (BID)?, firmar convenios con Fondos de Capital de Riesgo Internacionales para incentivar la inversión?, acercar el mercado de capitales al agro para financiar proyectos de tardío rendimientos con recursos de los fondos de pensiones y cesantías?. He aquí los grandes retos de la política de crédito del sector agrario. Ya es hora que la banca privada tenga un verdadero compromiso de responsabilidad social país.
Nota: Entre enero y octubre de 2010, las entidades del sistema financiero incluyendo los fondos de pensiones ganaron 26 billones de pesos. En contraste, en el mismo lapso de tiempo solo prestaron 3 billones de pesos al sector agropecuario de nuestro país.
idangond@opeforestal.com