A Yanelis González, progenitora de la atleta vallenata Natalia Linares, poco le importó que, en sus inicios, el deporte que apasionaba a su hija no contara con un escenario adecuado en Valledupar. Tampoco, que a pesar de los logros de Natalia, la ciudad y el departamento no contaran con una política pública de apoyo a los nuevos talentos. Incluso, que tuviese que empeñar varios de sus bienes para poder continuar con la proyección de la deportista.
Esta abnegada madre siempre tuvo claro que debía apoyar a la pequeña atleta en un proceso que, fuera exitoso o no, sentía la obligación de acompañar.
Aquel esfuerzo, sacrificio e ilusión, acompañados de madrugones y desvelos, que se esconden detrás de los éxitos de un deportista de élite, tienen nombre propio: una madre.
“Los padres no debemos esperar a que el proceso sea exitoso o no, yo pienso que desde el primer momento que tú vislumbras que tu hijo tiene un talento, el encargado de potenciarlos eres tú, porque eres quien tienes el primer contacto con ese talento, no debemos esperar si sirve o no sirve, el padre es el primer llamado a hacer este acompañamiento”, advierte la mujer de 52 años.
Fue un profesor del colegio Gimnasio del Norte quien alertó a la madre de la Deportista del Año 2021 de que estaban frente a un talento extraordinario. Inclusive, el profesor de aquella institución, Fabián Martínez, se atrevió a pronosticar que Natalia sería “la nueva Catherine Ibargüen”.
Esa atrevida afirmación coincidía con los hábitos de aquella niña de 9 años que en vez de jugar con muñecas prefería darle vueltas al conjunto cerrado donde residían, como cualquier infante quizás, pero la diferencia estaba en el tiempo que empleaba para hacerlo.
“Yo creí desde el primer momento en que su profesor me llama y me manifiesta sobre el talento de Natalia, yo empiezo a hacer el análisis de su comportamiento dentro de la casa y cuando ya el profe empieza a hablarme de esas habilidades yo inmediatamente creo. Recuerdo que me dijo: ‘tu hija hace 5 veces lo que hace un niño normal, tu hija es la sucesora de Caterine Ibarguén”, recordó González.
A partir de allí empezó su proceso como madre apoyadora en cada paso de la carrera deportiva de Natalia. Sin embargo, las condiciones para practicar atletismo en Valledupar estaban lejos de ser las adecuadas.
Sin pista atlética, era casi imposible que la precoz atleta consiguiera un nivel sobresaliente para competir a nivel nacional. Tampoco encontró en los entes gubernamentales programas que apoyaran los talentos que apenas despuntaban. Por ello, le tocó meterse la mano al dril y así seguir con el desarrollo y entrenamiento de Natalia.
“Eso dificulta un poco más la labor del padre que le toca asumir de manera total, como me tocó, la preparación de Natalia desde sus inicios. Desde ese momento empieza mi proceso y acompañar a Natalia en ese crecimiento que hoy por hoy nos ha dado los resultados que estamos viendo y que con el favor de Dios van a ser mucho mayores”, afirma Yanelis.
‘ME TOCÓ EMPEÑAR’
En este periplo de la carrera deportiva de la atleta cesarense, Yanelis la acompañó en cuanto torneo y campeonato nacional participaba, lo que la llevó a tomar una dura decisión pero que no dudó por tratarse de su hija. No solo renunció a su trabajo, sino que empeñó algunos de sus bienes para respaldar el proyecto deportivo.
“Nos tocaba empeñar, ya que había que hacer viajes y los recursos eran muy escasos, luego tuvimos un proyecto de trasladar a Natalia hasta Puerto Rico donde me tocó asumir gran parte de los gastos, y más que todo, los traslados aéreos para las competencias eran lo que presentaban mayor dificultad. Por ser niña y ser yo madre cabeza de hogar y porque era un proceso nuevo para nosotras, yo me dediqué exclusivamente al proceso de Natalia lo que me acarreaba dificultades económicas, puesto que dejé de trabajar para poder acompañar a la niña en el proceso”, recalcó.
Hoy, cuando Natalia Linares es considerada la atleta con mayor futuro en Colombia y tras ser proclamada la deportista más importante del Cesar, Yanelis siente orgullo de no haber tirado nunca la toalla y, asegura, apenas está empezando a dar sus primeros frutos.
“Estamos muy orgullosos hasta donde ha llegado, pero sabemos que el proceso continúa, en la élite apenas está dando sus primeros pasos, este es un proyecto donde convergen muchas instancias, es la familia, la institucionalidad, el Ministerio del Deporte, Alcaldía, Gobernación, somos todos, de pronto se ve el resultado cuando Natalia sube al podio, pero detrás estamos muchas personas”, puntualizó.
Sobre su relación madre-hija, Yanelis asegura que: “Somos amigas, compinches, nos gusta hacer tardes de chicas, lamentablemente ahora estamos un poco distanciadas porque yo trabajo en Bogotá, a veces coincidimos en el aeropuertos, pero somos muy amigas, confidentes, no importa por lo que está atravesando, cuando necesita una voz siempre estoy ahí como su mamá y su amiga y espero que Dios me dé la satisfacción de seguirla acompañando el resto de su carrera”.
POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ / EL PILÓN.