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Mayorías, un concepto por aclarar

Por: Luis Napoleón de Armas P.
La mitad más uno es lo que conocemos como mayoría simple; aunque existen otros tipos de mayorías, esta es la mínima de ellas; con esta se toman muchas decisiones en los cuerpos colegiados de las organizaciones democráticas aunque algunas se hacen con las dos terceras partes. No es de interés entrar a analizar otros tipos de mayorías. Mi interés consiste en indagar ¿por qué Colombia, que tiene un potencial electoral de 30 millones, elige presidentes de la república con menos del 30%? ¿Por qué en este caso no se requiere un quórum para deliberar? ¿Cómo se llaman esas mayorías que no son simples, ni absolutas ni calificadas?. Podrían ser mayorías relativas, esto es, las mayorías de la minoría. ¿Definirán la CPC o las leyes, como se llaman estas mayorías? De no ser así, hemos convivido con el mayor de los homínidos. Agradecería a quienes puedan ilustrarme sobre esta inquietud jurídica. Espero no me vayan a decir que el voto en Colombia no es obligatorio porque en el Congreso y en las cortes tampoco lo es; quiero una explicación razonable que la hermenéutica jurídica puede ofrecer. En las corporaciones citadas,  basta con retirarse o no asistir y el quórum se rompe, no se pueden tomar decisiones. Lo que observo es que existen unas mayorías para conformar estos organismos y otras para que estos decidan. No veo una explicación legal  para estos comportamientos; por eso pienso que para elegir congreso y presidente de la república, el quórum debería integrarse con la mitad más uno de las personas habilitadas por la registraduría para sufragar. Algo está fallando en nuestro sistema electoral; son muchos los problemas encontrados en cada proceso, pero pasados los comicios, las cosas vuelven a la calma, mas el problema subyace. Las críticas siempre apuntan a la defensa de una u otra curul, pero nadie defiende el sistema como tal. Esto es bastante sospechoso. ¿Por qué no han querido aprobar el voto obligatorio? La respuesta es elemental, no les conviene; para las camarillas que viven de esto, es mejor dividir a la Nación entre los que votan y los que no lo hacen; es una forma de monitorear la democracia con burladeros. El abstencionismo a nadie le preocupa y es porque tiene sus rendimientos políticos. Pero tarde o temprano se tendrá que cumplir una de las tres premisas de Lincoln cuando dijo que no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo. Claro, hasta ahí les llegaría el imperio bicentenario que tanto quieren celebrar. El abstencionismo encubre el silencio de las mayorías y subsidia a los piratas de la politiquería; también mantiene raquíticas a las democracias, no las deja ver en su dimensión; el abstencionismo es a las democracias lo que la presión arterial es a las personas; es un enemigo silencioso que, pese a estar diagnosticado, se es permisivo con él. Y mientras más hipertensos haya, mejor para los farmaceutas; igual pasa con los forjadores del silencio electoral, a mayor número de abstencionistas, menor el esfuerzo político a realizar. Este es un fenómeno contradictorio poco estudiado, pese a varias centurias en la defensa de este sistema de gobierno tan aplaudido y referenciado. Esto es como dejar un segmento del mercado sin explorar; no  interesan esos clientes, ni sus hábitos,  ni sus motivaciones, y por supuesto, sus problemas importan mucho menos. ¿Qué tal esta nueva cartilla de la mercadotecnia? ***
Las cosas tienen su razón. Que Argentina haya perdido fue lo mejor; con Brasil y Alemania eliminados, la copa la tenía en sus manos; Maradona sería presidente de La Argentina, y después canonizado. ¡Uuy…!
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