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Mayales Aeropuertos, ‘Secuestrados’ y en el olvido

Entre la calle 51 y 53 entre las carreras 23 y 25 - Comuna 3 – Costado derecho del Aeropuerto Alfonso López Pumarejo.

Entrar hasta el barrio es toda una travesía; las calles denotan el olvido al que están sometidos sus habitantes desde hace 17 años cuando poco a poco fueron construyendo casas de forma rudimentaria pidiendo a la administración de turno un espacio para vivir dignamente.
Mayales Aeropuerto es un barrio de estrato 1 y de solo tres calles, sumergido en el olvido, la angustia y el desespero, y en el que por ningún lado se muestran rastros de valentía. Lo habitan 96 familias de seis integrantes en promedio por casa y en donde se respira miedo y zozobra.
Su realidad tiene nombre propio: Inseguridad. Desde su creación y por la cercanía con invasiones, los que ahí viven han tenido que sobrevivir a la amenaza constante de robo dentro y fuera de sus casas, y con la angustia de que sus hijos no sean víctima de lo mismo.
Por esa razón dicen que se sienten secuestrados es sus propias casas y destinados al olvido de la administración de turno. A sus calles llegó el Alcalde Freddys Socarrás, hace más de dos años en tiempo de campaña, a prometer desarrollo y mayor atención y es la hora, y de sus promesas, no se ha visto intención alguna que garantice mejora en los problemas más apremiantes.
La carrera 23 es la vía de entrada principal al barrio. El tránsito por este amplio espacio, ubicado al costado derecho de la pista del Aeropuerto Alfonso López Pumarejo es literalmente una trocha en la que difícilmente transitan los vehículos de transporte público. A esa situación hay que sumarle el hecho de tener que vivir al lado de la mortecina que producen las basuras que vecinos de otros barrios, depositan en el lugar, justo cuando la policía deja de hacer presencia en el sector.
El problema de sus calles, sin duda, es la falta de pavimentación, situación extraña en un barrio que cuenta únicamente con tres calles y con una población a la que fácilmente se le pueden brindar las garantías de bienestar integral, adecuando sus vías de tránsito en espacios de fácil movilidad. A esto se le suma el hecho de que una de esas calles, cuentan con grandes piedras, ahora convertida en peñones, que impiden el tránsito de vehículos, agravando mucho más la situación.

Mayales Aeropuerto ha sido un barrio históricamente lleno de promesas sin cumplir, pero todos guardan aún la ilusión de vivir tranquilos.

Hace varios meses, un lote cubierto de latas y en la que uno de sus habitantes empezó a construir, se ha convertido en el vaso de la discordia de quienes habitan el sector. Ese espacio, única área de sesión de Mayales Aeropuerto, se lo ha tomado libre y espontáneamente el dueño de la casa que queda justo al lado. Vecinos aseguran que este hombre dice que nadie le quita ese espacio e insiste en tener papeles que confirman que ese predio es de él, pero no los lo ha hecho público a los habitantes del barrio que reclaman ese lugar para poder construir un parque, el único que se podría hacer en ese sector y que no existe.
La Alcaldía y Fonvisocial, han sido los receptores de las quejas que en varias ocasiones han interpuesto los habitantes en cabeza de Javier Oliveros, Presidente de la Junta de Acción Comunal y Luzdary Jiménez, líder del barrio, quien desde que empezó la disputa ha puesto en conocimiento de las autoridades la situación, pero hoy se siente solos y abandonados, y además enfrentados por un espacio que les pertenece y que estaría destinado para los niños del barrio.
Los niños de acá viven tristemente encerrados y difícilmente se les ve en las calles del barrio jugando. Su inocencia ha sido reemplazada rápidamente por la precaución que en este sector impera en cada uno de los que ahí viven, por eso su tranquilidad es atropellada injustamente y sus ilusiones de poder vivir en mejores condiciones, se desvanecen tal cual lo hacen sus calles polvorientas.
“Acá atracan de muchas formas, sabemos que es gente de otros barrios, y todos los conocemos, pero nadie puede hablar. No podemos salir; primero porque si salen, los atracan, y si deja la casa sola, se la desocupan, pero además, no hay carro que lo traiga a uno hasta acá páguele lo que le pague, así que nosotros no tenemos ninguna clase de diversión, no tenemos derecho a salir, estamos secuestrados en nuestras casas” expresa Luzdary Jiménez, una mujer que se ha echado al hombro su barrio y que hoy lo defiende y protege como ningún otro.
Con la luz en coma
Como si fuera poco, las 94 familias que componen este barrio, ubicado al noroccidente de la ciudad, tienen que sobrevivir con un servicio de energía en precarias condiciones. Viviendo en estrato 1, el costo de sus recibos oscilan entre 90 y 110 pesos, aun cuando la intensidad de luz que reciben es de 90 a 92 voltios, con los que los electrodomésticos no funcionan en óptimas condiciones y cuando lo mínimo para que estos puedan hacerlo, es de 110 voltios.
Aun así los recibos son puntuales y los cortes de luz radicales y aunque la solución de Electricaribe, entidad prestadora del servicio fue colocar un transformador de mayor capacidad, dejó por de lado el cambio de redes, es decir, que de nada sirvió el cambio, si la instalación de las nuevas redes no se realizó.
Las precariedades cada día son mayores y determinadas problemáticas desencadenas en otras que de inmediato toman fuerza; es el caso del servicio de transporte que para esta zona, es regular. Quienes conducen los taxis, busetas y las mototaxis, no quieren llegar hasta el sector y si lo hacen, modifican el valor por considerar la zona de alto riesgo.
En realidad Mayales Aeropuerto es un barrio pequeño, y desde que se creó ningún alcalde ha invertido en sus predios, no han existido subsidios para mejoramiento de viviendas, ni mucho menos han tenido disposición, de por lo menos, arreglar las vías. Aun así, cuentan con sistema de acueducto y alcantarillado y cuando se rebosan las alcantarillas en temporada invernal, la única empresa que hace presencia en el sector es Emdupar, quienes además, han empezado a instalar los medidores de agua en la comunidad, pero ahora sus habitantes luchan por no dejárselos poner, porque lo que en un principio serían gratuitos, ahora se los están cobrando.
Este ha sido un barrio históricamente lleno de promesas sin cumplir, pero todos guardan aún la ilusión devivir tranquilos y para eso es claro que no solo se debe trabajar en materia de seguridad, sino en adecuar sus vías. Es el barrio de los vidrios rotos, donde cualquiera llega y hace lo que quiere. En este sector también existe una vivienda donde los delincuentes reparten el botín y donde consumen y venden drogas, según lo expresan sus habitantes.
El clamor es uno solo, y es que las autoridades municipales, en cabeza del Alcalde Freddys Socarrás, vuelque sus ojos hacía un barrio con necesidades históricas, con promesas sin cumplimientos, pero sobre todo, con personas ávidas de tranquilidad.
Por su parte, Luzdary sigue alimentando sueños y esperanzas en el único hogar comunitario del barrio en el que atiente con las uñas a 12 niños de Mayales Aeropuerto y Tierra Prometida, al mismo tiempo que lucha por poder sacarlos de la sala de su casa y llevarlos a un parque para que puedan sentir el placer de la libertad. Por ahora, ni el parque ni la seguridad existen, por eso, los cuida con recelo, protegiendo a los que, está segura, son el futuro que generará el cambio de su barrio.

Por: Antonio Peralta Nieto

Categories: Comunidad
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