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Mauricio Vélez, un fotógrafo Nobel

Hace 15 años, Mauricio Vélez pisaba suelo vallenato por primera vez. El contraste del paisaje cesarense, los colores que emanaban los amaneceres y la calidez de la gente vallenata mezclada con la música de acordeón y las historias juglarescas, deslumbraron a este paisa de 42 años que desde los 14, descubrió la fotografía y a partir de ahí, ha sido su gran inspiración.

Volvió a Valledupar hace nueve meses a terminar de recorrer montañas, ríos y valles y se encontró con un panorama mágico que hoy lo hace transitar por los municipios del Cesar, capturando amaneceres, situaciones, lugares, sensaciones y personajes del departamento.

“Concretamente Nabusímake es uno de los sitios que realmente le recomendaría a todos los colombianos”: Mauricio Vélez.

Esta gran aventura, como muchas de las que ha emprendido en su vida, es realmente un proyecto, que desde estas tierras se extenderá durante un año, para dar como resultado un libro fotográfico del Cesar.

El Pilón: ¿Cómo llega a Valledupar a desarrollar este proyecto?

Mauricio Vélez: Siempre he tenido el interés y la iniciativa de querer hacer un libro fotográfico del Cesar y ahora que está Luis Alberto Monsalvo en la Gobernación, persona con ideas muy renovadoras, ha estado pensando mucho en el posicionamiento del departamento, y así es como nace esta iniciativa y este proyecto. Todo va respaldado por la empresa privada y publicado por Villegas Editores que es un ente importante en todo esto.

EP: ¿Cuáles han sido las experiencias más gratas que se ha encontrado por estas tierras?

MV: Subir a la Sierra Nevada, a Nabusímake, ir al nacimiento del Río Badillo, ver los pasajes de la Serranía de Perijá y San Alberto, ya es una riqueza absoluta. Acá la belleza es infinita y de una riqueza absoluta. Los colombianos con lo cerrados que hemos estado con todo el problema de violencia, no conocemos lo que tenemos. Este es un espacio y un valor realmente.

EP: ¿Cuánto falta para culminar el trabajo?

MV: Estos proyectos se vuelven muy pasionales y personales. Lo que empieza con tener unas fotografías en seis o siete meses que era el promedio, ahorita solo se ha convertido en el 50 por ciento del proyecto, porque entre más conozco, me doy cuenta que hay mucho por hacer. Cuando se hace un libro hay una responsabilidad muy grande porque hay que depurar muy bien la imagen, queremos que esto sea exquisito, sofisticado, que comunique, entonces no sé cuánto tiempo más me vaya a demorar. La idea era un año, ahora estoy pensando en dos. Vengo con mucha frecuencia, y tengo una agenda programada a la cual le dedico dos semanas al mes al Cesar.

EP: Este año el Festival homenajea a Diomedes Díaz. ¿Está haciendo algo relacionado con “El Cacique”?

MV: El Cacique es inherente. Lamentablemente no lo pude fotografiar.

EP: Fue el último en fotografiar al Nobel, ¿Cómo fue esa experiencia?

MV: Espectacular. Llevaba muchos años tratando de poder hacer esa fotografía y finalmente pude hacerla. La mirada que él nos regaló a través de esa fotografía, fue un gran regalo para todos los colombianos.

EP: ¿Cómo llegó a Gabo?

MV: El asunto no era difícil porque tenía muchas personas cercanas a él, pero esos personajes tienen agendas llenas y además viven aburridos de tanta fotografía y tanto medio. Entonces imagínate el asunto cada vez que yo me acercaba para poder llegar hasta a él. Me tocó inventarme muchas cosas para poder hacer esta foto. Siempre había algo que no permitía estar directamente con él, pero para la publicación del libro, siempre pensé y quise que la portada del libro fuera el, entonces esa imagen que hice, fue una imagen que ya me había imaginado hace muchos años, y que tenía clara que era la imagen que quería de él. Estuve haciendo fotos durante 20 minutos, y siempre estuvo muy contento. Le expliqué lo que quería hacer con la imagen y estuvo dispuesto, entendió muy bien cuando le dije que hacer esa foto era un homenaje a Mercedes, un homenaje al amor. Eso lo lleno de inspiración y lo hizo comprometer con el trabajo. Ese día se hicieron aproximadamente 400 fotos.

EP: ¿Qué conversaron?

MV: Hubo un momento que hablamos sobre los sueños. Me dijo que soñaba mucho, que le gustaba recordar sus sueños, y que de ahí venía mucha de la magia que el escribía. Fue una charla muy espontánea, era una cita que iba a hacer de cinco o diez minutos y se prolongó casi dos horas, entonces fueron dos horas muy agradables y un privilegio muy grande estar al lado de este gran maestro.

Por: Antonio Peralta Nieto

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