El pasado 25 de mayo, Colombia conmemoró el Día Nacional por la Dignidad de Víctimas de Violencia Sexual, una problemática que, a pesar de tener a la fecha muchos escenarios de participación, continúa silenciado por el contexto social y político, olvidando las situaciones críticas que muchas mujeres tuvieron que pasar en medio del conflicto armado. De este modo el Registro Único de Víctimas (RUV) entre los departamentos de Cesar y La Guajira, tiene caracterizado 1.601 casos denunciados, por hechos de: delitos contra la libertad y la integridad sexual.
La Ley 1719 del 2014 garantiza el derecho a la justicia por situaciones de abuso sexual planteando que, todas las personas víctimas puedan acceder a la verdad y reparación por este tipo de hechos; definidas por la forma en que surgieron y por la afectación que este acto causó en la persona, específicamente mujeres.
Algunos municipios del Cesar como Pueblo Bello, tienen 37 casos registrados en el RUV; Codazzi 84, Becerril 21, Chiriguaná 20, Curumaní 42, La Paz 29, Bosconia 26, El Copey 35, Astrea 20, El Paso 7 y San Diego 21. Para Angélica Arias, psicológica con experiencia en reparación de víctimas, el dato estadístico conocido de reportes, puntualmente en el departamento sobre este tema, lo considera “un porcentaje muy bajo. Está por debajo del 1% y no es que no hayan ocurrido, lo que pasa es que la violencia sexual es un tipo de hecho que ocurre con la idea de causar daño y generar terror”, de ese sentido, se desprenden diversas finalidades por las cuales, por esto muchos de los casos no han sido conocidos o denunciados.
Lo anterior permite deducir que, existe una cifra mayor a las estadísticas registradas, dadas a conocer por un número pequeño de víctimas. Ante las normas que vigilan y resguardan a las afectadas, agregó Arias se encuentra en “un gran riesgo de impunidad este derecho. Es mayor al 80%”. La mayor parte de estos casos ocurrieron en zonas rurales del Cesar.
La falta de conocimientos también permite que las mujeres renuncien a este hecho de protección; muchas de las protagonistas de estas trágicas historias no conocen mecanismos, instituciones, instancias o normativas a las cuales acudir. La conmemoración del 25 de mayo es una forma de generar visualización y “entender esta fecha como una apertura institucional y social de la problemática”, acotó Angélica.
La profesional actualmente se encuentra trabajando con fundaciones enfocadas a la superación de estos conflictos; la entidad está conformada por víctimas de este flagelo que han aprendido a superar los acontecimientos de violencia sexual utilizados para sacar información a través de esta tortura o amenazando para desalojar sus tierras.
EDUARDO MOSCOTE / EL PILÓN
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