La sociedad colombiana ha visto de cerca las dificultades y el sufrimiento, sobrellevarlo ha sido una constante desde pretéritos momentos de la campaña emancipadora, construir sociedad y nación es todavía una asignatura pendiente, sin embargo, distintas organizaciones nos califican como una nación feliz.
Los supuestos liderazgos, también son evidentes en nuestra sociedad, en el ámbito de la actividad política encontramos dirigentes que confunden retorica con propuesta, es probable que estos estilos conjuguen falta de preparación de los candidatos y electores, aunque es pertinente afirmar que en ambos casos se conjugan intereses particulares.
En ese sentido podemos argumentar que la naturaleza de alianzas políticas se haga en el mismo sentido, además, es permitido por el marco legal electoral colombiano, no obstante, inaceptable para algunos corrillos de la sociedad, en especial, para el ciudadano que todavía cree en los principios éticos y valores. Es menester puntualizar que la actividad política requiere de altas dosis de decencia, ¿cómo conseguirla? es un interrogante complejo que cada vez se acrecienta dada la descomposición del núcleo familiar y de la participación de dirigentes carentes de valores, principios, liderazgo e inexperiencia en el sector público y privado.
Pese al argumento de identidad programática, las alianzas políticas estructuradas en Valledupar, no son ilegales, si cuestionables, inclusive contradictorias, en relación con la plasmada entre el Centro Democrático y el Partido Liberal, teniendo en cuenta que en el orden nacional son antagonistas, pero en el nivel local procuran el poder, esta situación obedece al propósito errado de la participación política y quiebre del bipartidismo, porque engendró efectos contrarios: Promiscuidad Política. Las variables referenciadas hacen parte de la dinámica política, permitida por nuestra estructura electoral, sin embargo, la ciudadanía espera que en la materialización del gobierno la gestión sea incluyente y favorable para la ciudad.
Los ciudadanos de Valledupar y del departamento del Cesar pueden seguir cuestionando las alianzas políticas, es un derecho natural, sin embargo, quedarse en ese contexto tiende a confundir realidades que no permite analizar la certeza del material propositivo. De igual manera, incidir en la decisión de revisar la normatividad que consiente aspectos como: el vínculo inmediato sin ninguna limitación a otra campaña de candidatos que no encontraron receptividad y respaldo en su organización política y robustecer los requisitos para ser candidatos a cargos de elección popular, básicamente porque estas situaciones facilitan la negociación y producen mercaderes políticos que consiguen rentabilidad a costa de un ejercicio premeditado y camuflado con la configuración de las alianzas.
@LuchoDiaz12