Uno de los aspectos más importantes y trascendentales de la Constitución de 1991 fue el establecimiento de varios instrumentos para construir un espíritu constructivo y solidario entre los empresarios y los trabajadores, a través de la Comisión Permanente de Concertación de las Políticas Laborales y Salariales (Artículo 56), y también el Estatuto del Trabajo (Artículo 53), principalmente.
Por estos días, como es tradicional en diciembre, se reúne otra vez la Comisión de Concertación para discutir el reajuste del salario mínimo legal mensual, que devengan millones de trabajadores a lo largo de la geografía nacional.
Hoy ese salario mínimo legal mensual está en $515.000, ese es el monto de referencia sobre el cual se calculan y proyectan las prestaciones sociales de los trabajadores en el país. Adicionalmente, las empresas deben reconocer un auxilio de transporte hoy estipulado en $61.500 pesos, con el cual, en cifras redondas, el empleado que devenga el mínimo en Colombia recibe unos ingresos aproximados a los $576.500.
Por supuesto, que ese ingreso no es suficiente para adquirir la canasta básica que necesita una familia en Colombia, de allí que se requiere que dos o más de sus miembros trabajen para poder tener un ingreso de subsistencia.
Pero, del otro lado, está la situación de los empresarios, medianos y pequeños, en su gran mayoría, cuyos negocios en muchos casos no dan para pagar un salario superior al mínimo, teniendo en cuesta el factor prestacional y otros costos asociados al mismo. Se estima que esos otros costos pueden representan entre un 40 y un 50 por ciento adicional, teniendo en cuenta los aportes parafiscales, es decir los pagos al Sena, ICBF y Cajas de Compensación Familiar; como también los pagos para los servicios de salud y aportes para pensión. En estos sobrecostos encuentran muchos expertos las razones de la gran informalidad de los mercados laborales en Colombia.
Esta vez, al igual que las otras veces, las posiciones que las partes llevaron a la mesa de negociación están bien distantes; en efecto, mientras los empresarios proponen un reajuste del 3 por ciento, teniendo una inflación estimada para este año en 2,5 por ciento; los trabajadores han pedido un reajuste del 9 por ciento, luego bajaron al 8 y ahora están en el 7 por ciento.
Sin lugar a dudas el reajuste del salario mínimo es un tema importante, por cuanto es un referente esencial para el bienestar económico y social de millones de colombianos, de una parte; pero de otro, también es un referente para los costos laborales de miles de empresas en el país, cuya nómina es de salario mínimo.
Sin lugar a dudas, se requiere un reajuste justo, que tenga en cuenta la inflación causada, pero también la inflación esperada y los problemas de costos de las empresas del país, hoy afectadas por la revaluación en el caso de las que producen para los mercados externos y por otros costos, como las tasas de interés, etc, que a muchas de ellas les impedirían cumplir con un reajuste exagerado del salario mínimo. Se requiere mucho análisis, prudencia y tino para realizar un reajuste óptimo y ecuánime.
Pero, adicional a lo anterior, consideramos que las conversaciones de la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, debería ir más allá de la discusión del salario mínimo legal; sería conveniente, para comenzar, que el sector sindical le planteara al Congreso de la República la creación del Estatuto del Trabajo, tal como lo establece la Constitución Nacional, en su artículo 53, que hoy es letra muerta.
Colombia debe avanzar en una política de promoción y protección del empleo, comenzando por formalizar a miles de trabajadores de diversos sectores que hoy no tienen acceso a la seguridad social y a las prestaciones que establece nuestra legislación. Son miles de personas que tienen que trabajar, algunas veces por debajo del mínimo legal, y que adicionalmente no tienen acceso a los servicios de salud, cotización de una pensión y a las otras prestaciones y beneficios de la seguridad social.
Creemos firmemente que el reto de formalizar a miles de trabajadores, de sectores que hoy son rentables, como la construcción, por ejemplo, el sector agropecuario, entre otros, es mucho más importante que un punto más o un punto menos en el reajuste del mínimo.
Estos temas, comenzando por el Estatuto del Trabajo, deberían ser los más importantes para conversar y tratar en ese organismo, que –insistimos- debe ser un instrumento para buscar un mayor acercamiento entre el capital y el trabajo, buscando un mejoramiento de la calidad de vida de los millones de trabajadores de Colombia, muchos de los cuales, debemos reiterar, ni siquiera ganan el salario mínimo legal.