En 1635, el Cardenal Richelieu fundó la academia con el fin de normalizar la lengua francesa, es decir, protegerla, darle normas y hacerla más pura y comprensible para todos. Esta institución, además, es la encargada de editar y publicar el Diccionario Francés.
La Academia Francesa se compone de cuarenta miembros entre los cuales se cuentan poetas, dramaturgos, críticos de arte, médicos, historiadores, filósofos y a quienes se les llama “inmortales” debido a la consigna del Cardenal Richelieu que se halla inscrita en el sello distintivo de la institución: “Los inmortales deben trabajar por la inmortalidad del idioma.”
ENTRE LOS 40 HONORABLES MIEMBROS
Desde este jueves, 9 de febrero de 2023, un latinoamericano ocupa uno de los cuarenta sillones destinados a los miembros de la selecta Academia Francesa. Se trata de nadie más y nadie menos que de Mario Vargas Llosa, el escritor peruano de 86 años y Premio Nobel de Literatura 2010.
El ingreso de Vargas Llosa se ha realizado a través de dos solemnes ceremonias, una privada y una pública.
A través de su cuenta de Twitter, Álvaro Vargas Llosa ha compartido pormenores de la ceremonia privada que inició en la Sala ‘Jacqueline de Romilly’, donde el comité de lectura de discursos leyó el texto de incorporación y los académicos, luego de deliberar, se dirigieron al salón de trabajo donde recibieron de pie y entre aplausos al autor de “La Ciudad y los Perros” mientras la Secretaría Perpetua le advertía: “Señor Vargas Llosa, la próxima vez que sus cofrades se pondrán de pie por usted será el día de su muerte”.
A continuación, le fue entregada una palabra del Diccionario Francés, al azar, para que Mario reflexionara sobre ella. Le correspondió el término “Xerés” y el escritor peruano disertó sobre la ciudad Jerez de la Frontera, el vino y otros aspectos.
ESPECIAL CEREMONIA
En la solemnísima ceremonia pública, tambores retumbaban mientras los “inmortales” entraban al recinto donde se encontraban reunidos los allegados y la familia de Vargas Llosa, incluyendo el rey emérito de España, don Juan Carlos acompañado por su hija, la infanta Cristina.
Al llegar su turno, Mario Vargas Llosa pronunció un discurso en francés, reconociendo la importancia y la influencia de los escritores galos en su vida y en su obra, sobre todo Flaubert y Víctor Hugo. Por otra parte, hizo énfasis en que la libertad es la gran enseñanza de la literatura francesa al tiempo que recordaba su vida en París.
“Una vida sin literatura sería horrible, siniestra, despojada de las experiencias más ricas y diversas”, concluyó.
Después de la etiqueta y el protocolo, Mario celebró su “inmortalidad” disfrutando de un plato de lentejas junto a sus hijos, sus nietos y la eterna Patricia.
POR CARLOS LIÑÁN PITRE/ESPECIAL PARA EL PILÓN