El fútbol sala poco a poco va tomando fuerza en Valledupar gracias al talento de quienes practican este deporte, pero, así como existen jugadores destacados, en la parte del juzgamiento los árbitros cumplen un papel fundamental.
María Camila Rosado hace parte del selecto grupo de jueces que dirigen los compromisos de este deporte que se disputa en las diferentes canchas de la capital mundial del vallenato.
La réferi comenzó a escribir su historia un 27 de febrero del año 2017, día en el que ingresó a la Escuela de Árbitros del Cesar, Arfusace, motivada por un amigo que le extendió la invitación mientras ella dirigía una escuela de fútbol.
No obstante, debido a que inició con sus estudios, en 2020 tuvo que dejar una pasión que la había enamorado, aunque siguió asistiendo a los escenarios deportivos. Tres años después, un 31 de julio del 2023, María Camila regresó a las canchas, pero esta vez no como espectadora, sino para arbitrar fútbol sala.
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Entre los torneos en los que ha podido impartir justicia se destaca el Pony Fútbol, evento en el que en 2017 estuvo como emergente, en 2018 estuvo dirigiendo en la Primera C. Ya inmiscuida de lleno en el fútbol sala ha dirigido en el Torneo del Magisterio en la fase regional, así mismo en los Intercolegiados, entre otros eventos importantes.
“María Camila Rosado es una joven de 28 años de edad, tecnóloga en Control Ambiental, amante del fútbol y más del arbitraje, por el momento motivada en el fútbol sala. Soy muy humilde, con un corazón noble, ayudo a todo el que pueda, orgullosa de tener una madre trabajadora, ella me enseñó que en esta vida todo tiene que ser guerreado”, manifestó la juez.
Además del fútbol ha practicado el baloncesto y sueña con ser licenciada en educación física: “Mis aspiraciones como juez de fútbol sala son llegar muy lejos si Dios y la vida me lo permite en esta linda profesión, no me afano le dejo todo a Dios”, añadió.
POR: ROBERT CADAVID / EL PILÓN