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Marchas decentes y fútbol

Hasta para marchar hay que ser decente. El pasado lunes 26 de septiembre se llevó a cabo la marcha contra el gobierno Petro, contra las medidas que en 2 meses caóticos ha tomado y las que sabemos que pronto se tomarán. Hubo reuniones masivas en varias ciudades y municipios de Colombia y en el exterior. La jornada transcurrió en calma, la gente marchó en paz.

Curioso que quienes hemos sido tachados de guerreristas y paramilitares pudimos ser ejemplo de comportamiento en una protesta absolutamente pacífica, que solo fue puesta a prueba por desadaptados que en Bogotá y Cúcuta intentaron agredir a los marchantes; los supuestos amigos de la paz, agrediendo a quienes marcharon y los marchantes, asociados con un deseo bélico desenfrenado, no rompieron un vidrio.

Esto es precisamente lo que estamos viendo en Colombia desde hace meses. Desorden, la fuerza pública sin poder de acción, unos avispados invadiendo tierras sin control alguno y con la ventaja de solo poder ser desalojados dentro de las primeras 48 horas, para luego tener que acudir a los tribunales en procesos larguísimos que seguro legitimarán sus acciones de hecho. Es triste pero debemos reconocer que en nuestros días la Justicia es la más injusta expresión del estado. El mundo al revés.

No hubo saqueos, no se rompieron las vitrinas del comercio, no se vandalizaron ni los locales de los bancos, ni los cajeros automáticos, todo lo que pasó respetó las leyes y los derechos de los no marchantes. No se afectó ninguno de los pocos monumentos que nos dejaron en pie los de la primera línea y los indígenas. Afortunadamente personajes como Epa Colombia brillaron por su ausencia. 

Es que hasta para marchar hay que ser decente. Cambiando de tema, el nuevo Director Técnico de la Selección Colombia de Fútbol, Néstor Lorenzo, inició su era a la cabeza del equipo. Dos partidos nos mostraron, ante Guatemala y México, una misma cara de la moneda: primeros tiempos flojos, liderados por los veteranos como Falcao, James y Cuadrado, y segundos tiempos rápidos, con algunos latigazos de buen fútbol en los pies de jugadores como Carrascal, Sinisterra y Asprilla, que nos dejan esperanzadoras imágenes que ojalá sean el precedente de nuevas épocas doradas. Con el equilibrio aportado por jugadores como Borré y Luis Díaz, la selección mayor pinta bien.

Los triunfos de 4 a 1 contra Guatemala y de 3 a 2 con México mostraron que la lentitud y la falta de amor por la camiseta en las épocas de Rueda pueden ser parte del pasado. El anterior técnico de Colombia destrozó anímica y mentalmente a una selección que mostró sus picos más altos durante el mundial de Brasil en 2014. Además en 2 partidos se marcaron 7 goles, ¡7 goles! Hace poco nos veíamos eliminados del mundial de Qatar precisamente porque no marcamos ni un tanto en 7 partidos. Menos mal que la era Rueda es sólo un mal recuerdo.

La defensa debe seguirse trabajando, recibimos 3 goles en 2 partidos, muchos goles. Aunque se vio mejor contra Venezuela, hay que seguir trabajando para consolidar un cuarteto que nos de seguridad cuando nos ataquen. Y del arco… Creo que Ospina, guerrero de mil batallas, debe empezar a despedirse. Hizo mucho por este equipo, por el país, se ha ganado el cariño de la gente y de paso, un merecido descanso. Afortunadamente hay recambio en el arco colombiano.

Lorenzo la hizo bien: convocó jugadores añejos, algunos que llevan 2 o 3 años siendo parte del equipo y otros que son la sangre nueva. Se vieron mejor los debutantes y eso le permite al DT tener evidencias de cómo se necesita darle minutos a los pelados. Los veteranos deben mantener el ritmo de los fogosos o la misma dinámica de los partidos les mostrará que su tiempo de retirarse se acerca. Abracemos este nuevo proceso que ojalá nos dé muchas alegrías y nos permita ir al mundial del 2026 en Estados Unidos, Canadá y México.

Mientras tanto le enviamos al gran Juan Gossaín nuestros más sinceros deseos por su pronta recuperación. Acompañó mis mañanas como oyente de lunes a viernes durante muchos años en Radiosucesos RCN. ¡Ánimo que le queda mucho por decir a Don Juan!

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Jorge Eduardo Ávila: