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Manifiesto por la lectura: “La máquina del tiempo existe: son los libros”

Por Donaldo Mendoza

Editores, ministerios de Educación y Cultura de Colombia, todos a una, deberían hacer lo que sus pares hicieron en España: un Pacto de Estado por la lectura y el libro. La escritora de mayor audiencia en el momento, Irene Vallejo, fue la nominada para escribir, y posteriormente difundir, un manifiesto por la lectura. El resultado es el libro de bolsillo (12 x 16 cm.), en pasta dura, de 60 páginas. Desde 2020 esta obra circula en España y en otros países, con el sello de la editorial Siruela.

Irene Vallejo, quien antes nos había asombrado con ‘El infinito en un junco’, elabora en este pequeño volumen una robusta pedagogía sobre los múltiples beneficios de la lectura, “que seguirá cuidándonos, si cuidamos de ella”. Y ante los peligros que hoy acechan el libro (la desidia, la omisión, la indiferencia, la información nerviosa y desbordada…), al desgaire de una laxitud social, deja oír este clamor: «¡No puede desaparecer lo que nos salva!».

En efecto, acerca del poder de sanación de la lectura, Irene Vallejo comparte resultados de investigaciones y/o experiencias recientes de psicólogos y médicos sobre la terapia lectora para que los pacientes hallen sentido a su existencia. La lectura frecuente, preferiblemente literaria, funge como gimnasia para el cerebro, en razón de lo conveniente que es la lectura “para la rehabilitación de daños neurológicos y como método preventivo del alzhéimer”.

Que la lectura provee beneficios pedagógicos, es una verdad de Perogrullo; no obstante, vale la pena enfatizar tópicos puntuales, debido a que la clave está en no olvidar que quien tiene el hábito lector, generalmente habla bien y asimismo es buen conversador; y en el salón de clase, los niños que leen más, hablan y escriben con más propiedad. Irene Vallejo nos hace caer en cuenta de una virtud que atribuye a la lectura: «…las personas que leen son más empáticas que las no lectoras». Y para los tiempos que vivimos, agrega: «…la lectura forma parte de la preparación necesaria para vivir en democracia».

En un plano trascendente, más allá de la brevedad de la vida, la lectura ofrece la opción de soñar una edad sin fin cada vez que viajamos en esas máquinas del tiempo que son las obras maestras de la literatura, y asistimos a la guerra de Troya como espectadores, o caminamos al lado de Sócrates o Jesús con oídos atentos, que para oír tenemos. Porque quien lee –dice Irene– añade a su vida las vidas de todas las épocas. Y da la razón a lo dicho por Federico García Lorca: «El libro es sin disputa la obra mayor de la humanidad».

Francis Bacon sintetiza todas estas bondades en una frase: «La lectura hace al hombre docto; la conversación lo hace desenvuelto; el arte de escribir, exacto».    

¿Se puede soñar con este Pacto? La respuesta, en clave, está en esta frase de Irene Vallejo: «Lo imposible debe ser soñado primero, para algún día hacerlo realidad».       

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