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¿Mangueros o rateros?

Por Julio Mario Celedón

Si algo tiene bonito Valledupar es su arborización, cuando uno viaja en avión, ver a esa inmensa mancha verde desde el aire resulta reconfortante, nosotros porque ya nos acostumbramos a este paisaje, pero los visitantes se sorprenden, por eso personajes como Richie Ray y Bobby Cruz en una de sus visitas a esta ciudad manifestaron de que aquí nadie se moría de hambre, pues se mostraron maravillados al ver las calles inundadas de frondosos palos de mango cargados de esa deliciosa fruta, lastimosamente esa misma bendición que tenemos se está convirtiendo en un verdadero problema. Se trata de un fenómeno que cada día cobra más fuerza. Es una especie de gremio de jóvenes recolectores de mango, que aumenta diariamente y son muchos los casos de agresiones por parte de estos menores de edad, en su mayoría. En mi caso he sido testigo directo de tres ataques recientes a vecinos míos.

El trabajo dignifica al hombre, pero honradamente y sin afectar a nuestro prójimo. No todos los árboles de mango en Valledupar están sin dueño. Conozco personas que cuando se acuestan ven los palos cargados y al día siguiente amanecen arrasados porque los ‘recolectores’ de manera arbitraria e irresponsable los descargan y ay de que lleguen a reclamarles, esto significa poner en riesgo la integridad física y la vida misma, pues algunos de estos muchachos han tomado una actitud agresiva y beligerante y creen que esto es un derecho que ellos tienen. Lo normal sería que estos jóvenes hablen con los propietarios de los árboles y si no tienen cómo comprar la cosecha al menos pidan permiso para recogerla, pero no es así. Una vez hecha su fechoría, se ponen a la defensiva y rabiosos para que nadie les diga nada, en los casos en que he sido testigo, vi unos que incluso sacaron sendos puñales y machetes para amenazar, en otro caso pude observar cómo agredieron a un vecino de la tercera edad. Por esta razón le hago un llamado a mi amigo Freddys Socarras para que proceda salomónicamente en esta situación, porque la idea no es acabar con el modus vivendi de estos muchachos, sino darle una solución a algo que se transformó en un problema y que puede ocasionar hasta muertes, lo procedente sería organizar una reunión con este gremio, poner las cartas sobre la mesa y explicarles que sus derechos terminan en donde comienzan los de los demás y que con la decencia se gana más que con la agresividad.

 

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