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Mambrú se fue a la guerra…

José Félix Lafaurie Rivera

Colombia pertenece a un “club” de 15 países en donde es habitual el reclutamiento de niños, su asesinato y toda suerte de vejámenes. La deshonrosa distinción en esa lista del Consejo de Seguridad de la ONU, la debemos a los “actores persistentes” del infanticidio: las Farc y el ELN.

Los mismos que hoy interactúan de “tú a tú” con la administración Santos. Primero los prostituyen y luego los inducen al crimen. Pero mientras la expectativa del Gobierno es desmovilizar a la guerrilla en pocos meses, los farianos en lugar de frenar la brutal práctica la intensificaron, como lo recuerda el informe de la Fiscalía.

Tendrán que rendir cuentas. Pese al vergonzoso lobby por la indefensable impunidad, este es uno de los crímenes de guerra más repudiados y perseguidos por la Corte Penal Internacional.
 
Los 3.000 desmovilizados de las Farc que reseña la Fiscalía son la punta del iceberg. La Organización Internacional de las Migraciones estima que hoy 18.000 niños harían parte de grupos criminales y 100.000 más estarían vinculados a sus negocios ilegales. Sólo en las Farc 50% de sus actuales milicianos ingresó siendo niño y ahora 4 de cada 10 son infantes.

Ello supone una victimización incalculable en 50 años de conflicto, como una práctica sistemática del narcoterrorismo, para escalar el conflicto armado y con ocasión de este. Un crimen con altas dosis de impunidad, que según la CPI ha recibido 31 condenas contra las Farc y 4 contra el ELN en la justicia interna.
 
Son factores determinantes de la intervención de la CPI, para enjuiciar a los genocidas de nuestros hijos. La Fiscal Fatou Bensouda fue enfática: opera la jurisdicción interna o la CPI entra a regir. Los crímenes internacionales no quedarán sin castigo, incluso en la Justicia Transicional.

Pero la responsabilidad será compartida con el Estado, que ha perpetuado la miseria y desprotección en el campo, avivando la hoguera que agitó las Farc a favor del infame reclutamiento de niños.

También estarán los gobiernos que auparon negociaciones que operaron como parapente de las cuadrillas guerrilleras, a costa de miles de pequeños.

Pero mientras eso ocurre ¿quién explica que este Gobierno ruegue ante las Naciones Unidas, términos especiales para indultar a los comensales de La Habana? ¡Qué horror, qué dolor, qué dolor, qué pena!

 

 

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