Con motivo del Día del Maestro, fecha que se celebró ayer domingo en Colombia, es pertinente echarle una mira a las condiciones y circunstancias que rondan al ejercicio de la docencia en el departamento del Cesar.
Independiente del aspecto salarial, el magisterio del Cesar clama por mejores condiciones, no en el campo personal o individual, pero si en cuanto a infraestructura física y demás elementos que permitan el eficiente servicio educativo y con el nivel de calidad deseado.
Según el presidente de Aducesar, Jorge Luis Rivero Larios, el gobierno del Cesar está en mora de nombramientos de aseadoras, advirtiendo que durante estos primeros cinco meses del 2022 esa gestión no se ha hecho, urgente también la contratación de celadores de los colegios, lo cual ha permitido que muchas instituciones hayan sido desvalijadas; de la misma manera es imperioso definir cuanto antes la implementación de un buen servicio de transporte escolar, en especial en las zonas rurales.
A todo esto, también se suma el problema mayúsculo de todos los años: Programa de Alimentación Escolar, PAE, ya se ha vuelto reiterativo que la contratación de este servicio siempre se hace demasiado tarde, en cada año lectivo las labores académicas inician sin este complemento que es parte integral de los planes educativos de las instituciones oficiales.
En lo correspondiente al 2022 todavía hay algunas zonas del Cesar que no cuentan con el PAE, frente a ese inconveniente siempre sale a relucir la excusa de los trámites legales relacionados con la aprobación de los presupuestos para las respectivas vigencias fiscales. Sin embargo, ese punto específico fue analizado en reunión entre en las directivas de Aducesar y la procuradora general, Margarita Cabello, quien dejó muy claro que ese pretexto no era válido para retrasar la contratación del PAE, alegando que legalmente es viable hacerlo comprometiendo vigencias futuras, lo que hace presumir entonces que la demora de la tramitología en comento obedece a criterios de otra índole, más no a cuestiones de legalidad.
Otra circunstancia es el faltante de maestros en el Cesar para cubrir la demanda educativa de los 160 mil estudiantes que entre preescolar, primaria y secundaria tiene aproximadamente este departamento, esa población estudiantil es atendida por unos 5.800 educadores, cifra que no es suficiente porque esa es la misma planta que viene desde hace ya varios años y el número de alumnos aumentó en unos 8.000 nuevos educandos.
El problema del faltante de maestro obedece a que los educadores que salen por incapacidad no son reemplazados por otros nombrados en propiedad, sino que contratan a docentes por horas cátedras y esa forma de vinculación no permite cubrir el ciento por ciento de la necesidad de cada institución educativa, siendo más complicado el tema en las zonas rurales.
En síntesis, toda esa gama de inconvenientes recae en la mala calidad educativa que se podría estar brindando en el Cesar, quedando en tela de juicio la reputación profesional de nuestros docentes. Pero no, a los maestros del Cesar hay que mirarlos es en ese contexto para luego sí hacer un juicio de valores sobre su eficacia y eficiencia.
La buena noticia es que la administración departamental del Cesar inició un plan de mejoramiento de infraestructura física educativa con una inversión cercana a los 430 mil millones de pesos, solo resta esperar que esos importantes recursos resuelvan de una vez por todas la situación. Estaremos vigilantes.