La Fundación de la Leyenda Vallenata en la versión 57 del Festival Vallenato decidió enaltecer en la plenitud y disfrute de buenas condiciones de vida, la trayectoria musical del maestro Iván Francisco Villazón Aponte. El respaldo de su recorrido musical lo hace merecedor del título de maestro de nuestro folclor vallenato.
Reconocer la trayectoria y aporte musical de Iván Villazón compagina con las expresiones culturales que tuvieron origen en los encuentros espontáneos de vaqueros y campesinos, mediante la fusión de los sonidos de tres instrumentos de diferentes etnias: la caja del negro, el acordeón del europeo y la guacharaca del indio.
La “Joven voz tenor”, como es reconocido Iván Villazón, estaba predestinado para escenarios diferentes a la música. El derecho y la política estuvieron en desventaja frente a la inspiración que representa la aurora y la fuerza frenética del torrente musical que transitaba por sus venas.
Para Iván Villazón no fue fácil entrar a la industria discográfica, también le tocó enfrentar en Bogotá el descrédito de las zonas inexpugnables que fundaron las elites nacientes. Su incursión hacia el salón intangible de la fama de la música vallenata coincidió con el posicionamiento y sana competencia por el primer lugar de los maestros y arquitectos de nuestro folclor. Sus deseos por cantar estuvieron respaldados por un chorro de voz y la absoluta convicción de los hombres que definen su horizonte.
Con las parrandas en Bogotá apalancaba el sustento, formaba la tesitura de su voz y superaba el disgusto de su padre Crispín debido al desencanto que produjo el abandono de los estudios de Derecho. La parranda es memoria de los pueblos y escuela que forma juglares, también concibe sentimientos, estilo, cultura y relaciones de amistad. Pero Iván Villazón tenía un sueño inmarcesible: la apoteosis del Long Play.
Cuenta Iván Villazón que por esas rarezas que tiene la vida logró grabar su primer Long Play con “Fello” Gámez. No todo fue espontáneo como muchos podrían pensar. El hijo de Crispín, que dejó la carrera de Derecho, negoció con Alfonso Escolar, presidente de la casa disquera Philips, la compra de 300 discos por $174.800 en 1980. Su amigo Ernesto Lacera, prestó un cheque pagadero a 30 días. El cantante convertido en comerciante vendió su trabajo musical bautizado ‘El arco iris”, alcanzando un sueño y pagando la deuda, hechos que sirvieron para transitar por una exitosa carrera musical que cumple 40 años.
Podemos acordar que cada jornada sería insuficiente si consideramos las intenciones mediáticas que suponen los homenajes o reconocimientos. Iván Villazón ha sido un guardián de las raíces de la música vallenata. Pese a las exigencias de la industria discográfica y la disrupción tecnológica su voz ha interpretado a los exponentes y pioneros del folclor vallenato. Con su canto ha reflejado las historias costumbristas revestidas de rima y naturalidad autóctona.
Desde esta tribuna un abrazo afectuoso al maestro Iván Villazón. Muchas gracias por coadyuvar en la sostenibilidad de nuestro hermoso folclor y por enseñarnos el valor de las convicciones. Disfrute su homenaje que tendrá lugar en Valledupar desde el 30 de abril hasta el 4 de mayo.
Luis Elquis Díaz
@LuchoDiaz12